La semana pasada, China publicó su esperado plan de acción para controlar las emisiones nacionales de metano. Después del dióxido de carbono (CO2), el metano es el segundo mayor contribuyente al calentamiento global causado por el hombre.
El metano no está contemplado en la agenda china de 2030 sobre el carbono, que sólo se ocupa del CO2. Pero sí figura en los esfuerzos del país por lograr emisiones netas cero de todos los gases de efecto invernadero antes de 2060, según el enviado de Pekín para el clima, Xie Zhenhua.
Los expertos explican a Diálogo con China que el nuevo plan sobre el metano es significativo en dos aspectos. Uno es su importancia para frenar el calentamiento global, al abordar un potente gas de efecto invernadero. El otro es su peso geopolítico, como símbolo de la cooperación climática entre China y Estados Unidos.
Desde la publicación del plan, China y Estados Unidos han emitido una nueva declaración conjunta sobre el cambio climático, en la que reiteran su compromiso de luchar contra el metano. En una reunión entre los líderes de ambos países también se comprometieron a mejorar la cooperación climática.
Plan de alto nivel contra el metano
«China es el mayor emisor de metano del mundo y en algunos sectores, como el del carbón, es casi imposible reducir las emisiones globales sin su cooperación», afirma Ryan Driskell Tate, director del programa del carbón de la ONG estadounidense Global Energy Monitor (GEM). Tate explica a Diálogo con China: «El plan de acción no es nada despreciable», aunque no establezca objetivos ni plazos de reducción del metano.
Según el análisis de Tate del año pasado, Shanxi, el corazón del carbón chino, emite aproximadamente la misma cantidad de metano de las minas de carbón (13,1 megatoneladas) que el resto del mundo junto (13,8).
Según el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente (MEE), que dirigió la publicación del plan de acción, se trata del documento de más alto nivel de Pekín para gestionar y controlar las emisiones de metano.
China emitió 55,3 millones de toneladas de metano en 2014, siendo las fuentes más importantes la energía (44,8%), la agricultura (40,2%) y los residuos (11,9%), según los últimos datos disponibles comunicados por China. El potencial de calentamiento de estas emisiones equivale a 1.160 millones de toneladas de CO2, según un estudio de 2022.
Las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sitúan las emisiones de metano relacionadas con la energía del país durante 2022 en 55,7 millones de toneladas, es decir, el 15,6% del total mundial; los sectores chino de la energía, la agricultura y los residuos representan el 45,5%, el 33,2% y el 18,7%.
Un potente gas de efecto invernadero
Frenar las emisiones de metano es fundamental para hacer frente al cambio climático, ya que su potencial de calentamiento es mucho mayor que el del CO2: 80 veces mayor en un periodo de 20 años y unas 30 veces más en 100 años.
Por otra parte, la vida atmosférica del metano es de entre siete y 12 años, mientras que el CO2 puede permanecer en la atmósfera entre 300 y 1.000 años. Esto significa que reducir las emisiones de metano tiene un impacto más inmediato en la ralentización del calentamiento global.
«Reducir sustancialmente las emisiones de metano a corto plazo supone una doble ventaja», explica a Diálogo con China Piers Forster, profesor de la Universidad británica de Leeds. Forster afirma que reducir las emisiones mundiales de metano en un 30% para 2030 podría «reducir a la mitad el ritmo de calentamiento y salvar muchas vidas gracias a la reducción de la contaminación atmosférica».
Forster es el director fundador del Centro Internacional Priestley para el Clima de la Universidad de Leeds. También fue uno de los autores principales del capítulo dedicado al metano en relación con el cambio climático del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC, el organismo de la ONU encargado de la ciencia del clima.
Forster afirma que la ausencia de objetivos numéricos de reducción en el nuevo plan chino sobre el metano no es una sorpresa, porque el país no firmó el Compromiso Mundial sobre el Metano en la COP26 de 2021. Ese marco -liderado por Estados Unidos y la Unión Europea y firmado por unos 100 países hasta ahora- conlleva un objetivo: reducir colectivamente las emisiones de metano en al menos un 30% con respecto a los niveles de 2020 para 2030.
China emitió 55,3 millones de toneladas de metano en 2014, siendo las fuentes más importantes la energía (44,8%), la agricultura (40,2%) y los residuos (11,9%), según los últimos datos disponibles comunicados por China. El potencial de calentamiento de estas emisiones equivale a 1.160 millones de toneladas de CO2, según un estudio de 2022
«China y Occidente tienen planteamientos distintos en cuanto a objetivos climáticos», afirma Forster. El Reino Unido, la UE y Norteamérica tienden a fijarse objetivos «ambiciosos» que «probablemente no cumplirán», mientras que China tiende a comprometerse sólo con objetivos que «probablemente cumplirá con creces», señala.
Pero «al final lo que importa es el cambio», añade Forster. «Sólo sabremos lo bien que lo está haciendo China a medida que sigamos sus progresos».
La clave está en la aplicación
Aunque el plan chino carece de objetivos de reducción, sí conlleva varios específicos, sobre todo en materia de aprovechamiento del metano para los sectores energético, agrícola y de tratamiento de residuos.
Por ejemplo, el plan exige la recogida anual de 6.000 millones de metros cúbicos de gas de minas de carbón, que contiene metano, para 2025. También estipula que la «tasa de utilización integral» del estiércol del ganado, otra fuente de metano, debe alcanzar el 80% en 2025 y superar el 85% en 2030.
Diálogo con China habló con Hu Min, director del Instituto para el Progreso de la Descarbonización Global (iGDP), un think tank chino. Hu considera el plan un marco político «muy completo». «Incluso antes de la publicación del plan, muchas políticas ya tenían efectos de reducción del metano. Con el marco global establecido, el impacto de esas medidas de reducción del metano se vería potenciado en gran medida», afirma Hu.
Según las proyecciones de la organización de Hu, las medidas del plan pueden ayudar colectivamente a China a reducir sus emisiones de metano en 246 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2035, en comparación con los niveles de 2022.
Un informe de Xinhua del año pasado enumeraba varias políticas chinas para combatir el metano. Entre ellas, una política de prueba para las normas de emisión de metano de las minas de carbón, publicada en 2008; un plan para obligar al reciclaje de residuos domésticos, publicado en 2017; y la creación de la Alianza China del Petróleo y el Gas Metano de las principales empresas energéticas chinas en 2021.

El director de carbón de GEM, Tate, advierte que el éxito del nuevo plan de metano de China «depende de la implementación». La política sobre metano en las minas de carbón de 2008 exigía que las operaciones de carbón existentes quemaran o utilizaran todo el gas metano drenado (si era seguro hacerlo) para 2010, pero un estudio de 2019 sugirió que las emisiones de metano todavía habían aumentado en China y que el carbón era la fuente principal.
«Este nuevo plan de acción parece reconocer lo débiles que pueden haber sido esas regulaciones en la práctica», añade Tate. «Pero tendremos que esperar para ver cómo funcionarán estas políticas sobre el terreno».
Forster, de la Universidad de Leeds, también señala las dificultades para atajar las emisiones de metano en la agricultura, especialmente en los arrozales.
«La mayoría de los países occidentales no incluyen en sus planes una reducción sustancial de las emisiones agrícolas. Así que los avances en este sentido [por parte de China] serían una ventaja», afirma.
Algunas técnicas que utilizan menos agua, producen más arroz y emiten menos metano han ido ganando terreno en China, según ha informado anteriormente China Dialogue.
Retos en materia de datos
Tate afirma que un «punto positivo» del plan son sus esfuerzos por reforzar los sistemas de información y la gestión de datos sobre emisiones de metano en China.
El plan estipula que China debe «aumentar eficazmente» su capacidad para controlar, notificar y verificar las emisiones de metano desde ahora hasta 2025 y «aumentar significativamente» dicha capacidad entre 2026 y 2030. El plan también pretende establecer marcos para políticas, tecnologías y normas relacionadas con el metano en esta década.
«Tenemos un listón tan bajo para la notificación de emisiones de metano en todo el mundo», afirma Tate. «Como dice el viejo refrán ‘no se puede gestionar lo que no se puede medir'».
«China podría cambiar las tornas», añade.
Otros expertos creen que la escasa base de datos sobre el metano podría ser parte de la razón por la que China no fijó objetivos de reducción en este plan.
«La ausencia de objetivos específicos en el plan demuestra que los avances de China en la gestión del metano y otros gases de efecto invernadero distintos del CO2 están aún en una fase inicial», señala Li Shuo, que dirige el China Climate Hub del Asia Society Policy Institute. En su opinión, el plan es un «importante paso adelante», pero está «ligeramente decepcionado» por la ausencia de objetivos de reducción.
Ya en noviembre de 2022, Xie Zhenhua, enviado de China para el clima, insinuó que los problemas de datos habían obstaculizado, hasta cierto punto, el progreso del país en la fijación de objetivos para el metano.
Al margen de la COP27, Xie dijo que China sólo había podido establecer objetivos preliminares para sus sectores de energía, agricultura y residuos, porque su base estadística era «débil» y los datos de referencia «poco claros».
Xie expuso entonces lo que se convirtieron en las dos prioridades del plan nacional sobre el metano: que China estableciera un sistema de seguimiento, notificación y verificación del metano y diera prioridad a las formas de utilizar las emisiones de metano.
El reciente impulso de Pekín para mejorar la seguridad energética también podría haber afectado al plan. «La prioridad reciente de los responsables políticos ha sido aumentar la producción nacional de carbón, petróleo y gas y reducir el coste de los combustibles, por lo que es probable que la no introducción de más medidas vinculantes esté relacionada con esto», explica Lauri Myllyvirta a Diálogo con China. Myllyvirta es el principal analista del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.
Cooperación climática entre China y EE.UU.
Algunos expertos afirman que el peso geopolítico del plan es tanto o más importante que sus valores medioambientales, debido a su estrecha relación con la cooperación climática entre China y Estados Unidos.
El plan estipula que China debe «aumentar eficazmente» su capacidad para controlar, notificar y verificar las emisiones de metano desde ahora hasta 2025 y «aumentar significativamente» dicha capacidad entre 2026 y 2030
«El momento de la publicación del plan, justo antes de la COP28, es un movimiento estratégico que señala la intención de China de contribuir a los esfuerzos mundiales de control de las emisiones de metano», explica Dorothy Mei a Diálogo Chino. Mei es la directora del proyecto Global Coal Mine Tracker de GEM.
Pekín se comprometió por primera vez a desarrollar un «plan de acción nacional exhaustivo y ambicioso sobre el metano» en la COP26 de 2021, como parte de una declaración climática conjunta con Washington. Según la declaración, el plan debía publicarse antes de la COP27, pero las conversaciones sobre el clima entre ambas naciones se suspendieron el año pasado en medio de tensiones geopolíticas.
En su lugar, la publicación del plan coincidió con el último día de una reunión de cuatro días en California entre los enviados climáticos de China y Estados Unidos. Las conversaciones condujeron a la publicación, el 14 de noviembre, de la Declaración de Sunnylands entre Estados Unidos y China sobre la mejora de la cooperación para hacer frente a la crisis climática.

En la declaración, las dos partes se comprometen a aplicar sus respectivos planes de acción sobre el metano y a desarrollar acciones u objetivos de reducción del metano que se incluirán en sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para 2035. Se espera que los países presenten sus NDC para 2035 en 2025.
También anunciaron que organizarían conjuntamente una «Cumbre sobre gases de efecto invernadero metano y distintos del CO2» en la COP28 de Emiratos Árabes Unidos.
Li, del Asia Society Policy Institute, afirma que la nueva declaración climática chino-estadounidense «establece amplios límites para los debates previstos en la COP28».
Añade que la cumbre de líderes que se celebrará al principio de la COP28 (1 y 2 de diciembre), la cumbre UE-China programada recientemente (7 y 8 de diciembre) y los resultados de la COP28 son «oportunidades posteriores para evaluar la voluntad política de China en materia de cambio climático, así como la dinámica climática entre Estados Unidos y China».
Nota: El artículo fue publicado originalmente en inglés en China Dialogue. La reproducción del mismo en español se realiza con la debida autorización. Link al artículo original:https://chinadialogue.net/en/climate/what-does-chinas-new-methane-plan-mean-for-the-climate/
Galardonada periodista climática independiente que vive en Londres. Anteriormente trabajó como editora de China para Carbon Brief y fue la autora de Carbon Briefing China, que ganó el premio Covering Climate Now en 2021.