Comenta Solana Gassiebayle que, la ornamentación, el detalle y el armado de mesas, antes de constituirse en una especialidad, tuvo una evolución que fue de la mano con el avance de la humanidad y de la tecnología.
Al ser una expresión artística y cultural, decimos que es inseparable el armado de mesas y todas las otras expresiones gráficas que forman parte del mundo del arte. En este sentido, si analizamos las preferencias estéticas de cada época, plasmadas en las más hermosas y variadas obras de arte, veremos que también tienen un impacto en la forma en la cual se refleja el paisaje de las mesas y los banquetes.
Así también, en cada período histórico que tomemos como referencia, veremos que los utensilios que se utilizaban serán diferentes, producto de los avances de la tecnología de los materiales y la producción en masa.
Entre la cultura y el lujo: un camino de evolución
Según comenta Solana Gassiebayle, coautora del libro “Reuniones en Sudamérica: Paisajismo de Mesas e Inspiraciones Florales”, desde los tiempos más remotos, cuando aquellos primeros seres humanos comenzaron a vivir en sociedad, compartir tiempo y alimentos sentados en una mesa es un hábito que las personas disfrutamos.
En este sentido, desde aquellos tiempos lejanos, la forma en la cual se predisponen los espacios a ocupar en la mesa, como así también, la ornamentación, los utensilios a utilizar y los alimentos que se sirven, son una forma de comunicación a la cual se le presta mucha atención.
Tal es así que en las civilizaciones antiguas, como la egipcia, griega y romana, la ornamentación de las mesas estaba estrechamente ligada a la ostentación y el estatus social.
En estas culturas, la riqueza y el poder se manifestaban a través del uso de materiales lujosos como la cerámica fina y los metales preciosos, como el oro y la plata. Las mesas estaban cubiertas con manteles elaborados y vajillas meticulosamente grabadas, que servían como símbolos de estatus y distinción social. Estos banquetes suntuosos eran ocasiones para mostrar la opulencia y la prosperidad de los anfitriones.
Con la llegada de la Edad Media, la ornamentación de mesas continuó siendo un medio para exhibir el estatus social, pero también comenzó a reflejar influencias religiosas y artísticas.
Los banquetes medievales presentaban mesas adornadas con tapices y telas lujosas que añadían un sentido de grandiosidad al evento. La vajilla seguía siendo una expresión de estatus, pero también se empezaron a incorporar elementos decorativos relacionados con la naturaleza, como flores y frutas, que simbolizaban la fertilidad y la abundancia. En este período, la presentación de la comida también comenzó a cobrar importancia, con platos dispuestos de manera estética para deleitar a los comensales.
La llegada del Renacimiento trajo consigo una nueva perspectiva en la ornamentación de mesas. En esta época, el énfasis se desplazó hacia la armonía estética y la simetría en el diseño. Las mesas eran decoradas con elementos naturales como flores frescas y frutas, que eran dispuestas de manera cuidadosa para crear un efecto visualmente atractivo. La vajilla seguía siendo importante, pero las formas se volvieron más equilibradas y elegantes. Los banquetes renacentistas no solo trataban de satisfacer el apetito, sino también de estimular los sentidos a través de la belleza visual y la creatividad.
La revolución industrial: un cambio de época
A medida que avanzaba el siglo XIX y la Revolución Industrial tomaba protagonismo, la ornamentación de mesas se volvió más accesible para un rango más amplio de personas. La producción en masa permitió la disponibilidad de vajillas y elementos decorativos a un costo más bajo.
Aunque la opulencia seguía siendo un rasgo distintivo en algunas ocasiones, también comenzaron a surgir tendencias hacia una estética más simple y elegante. Los manteles de encaje y las líneas limpias en la presentación de la comida se convirtieron en características destacadas de esta época.
En este sentido el siglo XX marcó un punto de inflexión en la ornamentación de mesas. Con la evolución de las normas sociales y los cambios en el estilo de vida, las preferencias estéticas se diversificaron ampliamente.
Cuenta Solana Gassiebayle que en este período “la funcionalidad y la comodidad comenzaron a jugar un papel importante, y las tendencias modernas promovieron una presentación ordenada y pulcra de la comida”. Los elementos decorativos se volvieron más simples y pragmáticos, en línea con la vida contemporánea.
La ornamentación de mesas en la actualidad
En el siglo XXI, la ornamentación de mesas se encuentra en una encrucijada entre la tradición y la innovación. La influencia de las redes sociales y la cultura visual ha llevado a un enfoque renovado en la presentación de alimentos.
La estética se ha convertido en un aspecto central en la gastronomía, y las personas a menudo buscan capturar y compartir sus creaciones culinarias en plataformas en línea.
“Además, la creciente conciencia ambiental ha impactado en la elección de materiales y la disposición de las mesas, fomentando la adopción de prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente”, cierra Solana Gassiebayle.
Colaboradora en ReporteAsia.