Cuenta Solana Gassiebayle, coautora del libro “Reuniones en Sudamérica: Paisajismo de Mesas e Inspiraciones Florales”, que el acto de poner la mesa es un arte decorativo que comunica a nuestros invitados y que va más allá de lo exclusivamente alimenticio.
En este sentido, la comunicación es un aspecto intrínseco de la experiencia humana, y aunque a menudo pensamos en la comunicación en términos de palabras habladas o escritas, también puede manifestarse en formas más sutiles y visuales.
Uno de los ejemplos de este acto comunicativo es la forma en que estructuramos y decoramos nuestras mesas para un encuentro. A través de la disposición estratégica de vasijas, platos y alimentos, la mesa se convierte en un lenguaje silencioso pero poderoso que comunica información importante a nuestros invitados.
La mesa, en este contexto, se convierte en mucho más que un simple soporte para platos y vasos. Es un espacio en el que se teje una narrativa visual que habla sin palabras. La elección de cómo colocar cada elemento y la selección de la vajilla y la cubertería son decisiones que ejercen un impacto directo en la percepción y el ambiente de la ocasión.
Esta comunicación no verbal es un arte que trasciende lo puramente estético, ya que impulsa las emociones, expectativas y relaciones en un encuentro.
La mesa: un espacio para crear arte y comunicar
Cuando organizamos una mesa para una comida o evento, estamos creando una obra de arte efímera. Cada elemento en la mesa comunica un mensaje visual y emocional. La elección de colores, texturas y la disposición de los elementos en la mesa puede transmitir una amplia gama de emociones y expectativas a nuestros invitados, remarca Solana Gassiebayle, quien apunta que “el arte decorativo en las mesas trasciende lo culinario”.
Por ejemplo, una mesa adornada con vajilla y cristalería fina, cubiertos de plata y flores frescas transmite una sensación de elegancia y formalidad, estableciendo un tono sofisticado y cuidadosamente planificado. Esta atmósfera puede sumergir a los invitados en un ambiente de lujo y atención al detalle, invitándolos a experimentar la comida de una manera refinada y meticulosa.
Por otro lado, una mesa con platos y vasos de colores brillantes, servilletas de tela a juego y una disposición relajada de los elementos comunica un ambiente más informal y festivo. Los colores vivos y la disposición relajada invitan a la espontaneidad y a la diversión. Los invitados pueden sentirse más libres para relajarse y disfrutar de la comida en un ambiente despreocupado y alegre.
Cada detalle, desde la elección del mantel hasta el uso de elementos decorativos, se convierte en una parte de nuestra efímera creación artística.
La composición de la mesa como reflejo de nuestra personalidad
La forma en que organizamos nuestra mesa también comunica nuestra personalidad como anfitriones. Algunas personas prefieren una mesa ordenada y simétrica, con cada elemento colocado cuidadosamente en su lugar, lo que sugiere una personalidad meticulosa y detallista. Para estos anfitriones, cada detalle cuenta y se refleja en la disposición cuidadosa de la vajilla y la presentación impecable de los platos, comenta Solana Gassiebayle.
Por otro lado, algunos anfitriones optan por una mesa más desordenada y ecléctica, que refleja una personalidad creativa y despreocupada. Para ellos, la mesa puede ser un lienzo en blanco donde se exploran nuevas combinaciones de elementos decorativos y se da rienda suelta a la imaginación. Esta disposición más informal puede comunicar una sensación de calidez y apertura, invitando a los invitados a sentirse como en casa y a disfrutar de una experiencia más relajada y amigable.
En este sentido, la elección de la vajilla, la cubertería y la decoración de la mesa puede decir mucho sobre quiénes somos como anfitriones y cómo queremos que se sientan nuestros invitados, permitiendo una expresión única de nuestra identidad y estilo.
El uso de elementos decorativos como forma de comunicación
Señala Solana Gassiebayle que los elementos decorativos que elegimos para la mesa también son poderosas herramientas de comunicación. Flores frescas, manteles y servilletas son ejemplos de elementos que pueden transmitir una variedad de mensajes.
Por ejemplo, flores frescas pueden crear una sensación de romance y calidez, añadiendo un toque de intimidad a la mesa. La presencia de colores puede envolver a los invitados en un ambiente romántico y apasionado, intensificando las emociones y el disfrute de la compañía y la comida.
Por otro lado, manteles y servilletas de colores brillantes pueden agregar un toque de alegría y diversión a la mesa, infundiendo la atmósfera con un toque de frescura y vitalidad. Los colores vibrantes pueden estimular los sentidos y promover una sensación de alegría y entusiasmo, lo que añade un elemento de vivacidad y dinamismo a la ocasión.
La elección de estos elementos decorativos no sólo agrega belleza estética a la mesa, sino que también comunica el ambiente que deseamos crear para nuestros invitados, añadiendo una dimensión sensorial y emocional a la experiencia y permitiendo a los invitados sumergirse en un mundo de sensaciones, comenta Solana.
Colaboradora en ReporteAsia.