Prácticas sostenibles: un camino a la agricultura sostenible

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En una era en la que las prácticas de tipo sostenible están  cada vez más en el centro de nuestra conciencia colectiva, la necesidad de una producción respetuosa con el medio ambiente nunca ha sido más evidente.

La cosecha, un pilar de la agricultura, silvicultura y pesca, desempeña un papel fundamental en esta narrativa. A medida que la población mundial crece, encontrar un equilibrio entre satisfacer nuestras necesidades inmediatas y preservar el medio ambiente para las futuras generaciones es primordial. 

En este artículo explicaremos métodos innovadores y respetuosos con el medio ambiente de cosecha, destinados a preservar los delicados ecosistemas de nuestro planeta para las generaciones venideras.

La agricultura de precisión: práctica pionera

Dentro del ámbito de la agricultura moderna, la agricultura de precisión representa un cambio de paradigma desde la aplicación convencional y generalizada de insumos hacia un enfoque más matizado y específico. 

A grandes rasgos, esta nueva práctica agrícola aprovecha una variedad de tecnologías de vanguardia y estrategias basadas en datos para optimizar la utilización de recursos y minimizar el desperdicio.

En este sentido, uno de los pilares clave de la agricultura de precisión es la utilización de la tecnología del Sistema de Posicionamiento Global (GPS). A través del despliegue de sistemas de navegación basados en satélites, los agricultores pueden determinar con precisión las coordenadas de sus campos, permitiendo que la maquinaria opere con una precisión sin igual. Esta navegación precisa facilita la aplicación controlada de insumos como fertilizantes, pesticidas y agua, asegurando que se administren en las cantidades correctas, en el momento adecuado y en los lugares correctos. 

 

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Además, los drones y las tecnologías de teledetección son herramientas invaluables en el para el desarrollo de la agricultura de precisión. Equipadas con cámaras de alta resolución y sensores, estas plataformas aéreas proporcionan a los agricultores datos en tiempo real sobre la salud de los cultivos, niveles de humedad del suelo e infestaciones de plagas.

Al integrar esta información en sus procesos de toma de decisiones, los agricultores pueden identificar y abordar rápidamente problemas, a menudo antes de que se conviertan en problemas más significativos. Este enfoque proactivo no solo minimiza la necesidad de intervenciones reactivas, sino que también reduce el impacto ambiental global de las prácticas agrícolas.

Gestión precisa de insumos

Por otro lado, la agricultura de precisión utiliza el concepto de tecnología de tasa variable (VRT). Esta metodología innovadora adapta la aplicación de insumos a las necesidades específicas de cada área dentro de un campo. Al mapear variaciones en propiedades del suelo, niveles de nutrientes y patrones de crecimiento de cultivos, la VRT permite a los agricultores ajustar finamente sus insumos, maximizando la eficiencia de los recursos y optimizando los rendimientos. 

El resultado no solo es una reducción en los costos de insumos, sino también una disminución tangible en la huella ambiental asociada con la agricultura.

Además, la integración de análisis de datos y algoritmos de aprendizaje automático tiene un inmenso potencial para avanzar en la agricultura de precisión. Al analizar vastos conjuntos de datos generados a partir de operaciones de campo, patrones climáticos y rendimiento de cultivos, estas tecnologías pueden descubrir conocimientos valiosos y modelos predictivos. 

 

Estos conocimientos pueden colaborar con los agricultores con información precisa, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre horarios de siembra, regímenes de riego y estrategias de manejo de plagas. Este enfoque proyectado no solo mejora la eficiencia de los recursos, sino que también posiciona a la agricultura como una fuerza dinámica y adaptativa frente a condiciones ambientales cambiantes.

A medida que la agricultura de precisión continúa evolucionando, sus implicaciones para las prácticas agrícolas sostenibles son profundas. Al optimizar la asignación de recursos, este enfoque mitiga la huella ambiental de la agricultura. El menor uso de productos químicos no solo se traduce en ahorros para los agricultores, sino que también reduce la liberación de sustancias potencialmente dañinas al medio ambiente. Además, al afinar las prácticas de riego, la agricultura de precisión conserva agua, un recurso precioso en muchas regiones agrícolas. 

Aportes de la agricultura de precisión y prácticas sostenibles

Más allá de los beneficios inmediatos descritos anteriormente, la agricultura de precisión se alinea con objetivos de sostenibilidad más amplios. Al mejorar la eficiencia del uso del suelo, ayuda a preservar hábitats naturales y puntos calientes de biodiversidad que de otro modo podrían ser invadidos por operaciones agrícolas en expansión. 

Así también, la reducción de la escorrentía química y la lixiviación protege la calidad del agua en ecosistemas cercanos, beneficiando tanto a la vida acuática como a las comunidades humanas.

Por último, esta forma de desarrollo de cultivos contribuye a la resiliencia económica ante mercados volátiles y condiciones climáticas cambiantes. En este sentido, al optimizar los rendimientos y la utilización de recursos, los agricultores están mejor preparados para enfrentar las fluctuaciones económicas. Esto, a su vez, fomenta la viabilidad a largo plazo de las empresas agrícolas, especialmente en regiones vulnerables a los impactos del cambio climático.

Agroforestería y Silvopastoreo: otras formas sostenibles de producción

La agroforestería y el silvopastoreo representan enfoques para la gestión de la tierra, fusionando de manera fluida los ámbitos de la agricultura y la silvicultura. Estos sistemas agroecológicos dinámicos reconocen el potencial de sinergia entre la vegetación leñosa y las prácticas agrícolas tradicionales, permitiendo mayores beneficios que van mucho más allá de lo que se puede lograr a través de enfoques monoculturales.

En su núcleo, lo que se busca es que a través de la planificación estratégica y el diseño meticuloso, los agricultores puedan integrar árboles o arbustos en sus campos, huertos o pastizales. Esta convivencia ofrece una gran cantidad de ventajas. Por ejemplo, la presencia de árboles contribuye a la fertilidad del suelo y al ciclo de nutrientes. 

Por medio de sus raíces de penetración profunda, los árboles extraen nutrientes de capas inferiores del suelo y los llevan a la superficie, haciéndolos accesibles para los cultivos. Además, la hojarasca de los árboles actúa como mantillo natural, previniendo la erosión del suelo, reteniendo la humedad y fomentando un microbioma del suelo saludable.

Además, los sistemas de agroforestería destacan en la captura de carbono, una herramienta crítica para combatir el cambio climático. Los árboles, como venerables sumideros de carbono, absorben el CO2 atmosférico, mitigando su impacto en el clima. Esta capacidad de captura de carbono, cuando se integra en paisajes agrícolas, refuerza la resiliencia general del ecosistema.

Silvopastoreo

Por otro lado, el silvopastoreo, un pariente cercano de la agroforestería, extiende esta sinergia al ámbito de la gestión ganadera. Al intercalar estratégicamente árboles dentro de los pastizales, los agricultores crean un entorno multifacético que beneficia tanto a los animales como a la tierra. La sombra proporcionada por los árboles ofrece alivio del sol, reduciendo el estrés por calor en el ganado durante las olas de calor. 

Además, los árboles sirven como una valiosa fuente de forraje, proporcionando nutrición adicional a los animales que pastan. A su vez, el ganado contribuye al ciclo de nutrientes, ya que sus excrementos enriquecen el suelo, promoviendo el crecimiento saludable de la vegetación.

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Es por todo esto que, en el contexto de cambio climático y creciente inseguridad alimentaria, se hace indispensable comenzar a aplicar y desarrollar técnicas respetuosas del ambiente que permitan el desarrollo de cultivos amigables con la Tierra. En este sentido, la agricultura de precisión, el silvopastoreo y la agroforestería son caminos necesarios que los productores agrícolas e industriales deben transitar. 

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Paramérica, fundada en 1994 en el Noroeste Argentino, es una empresa familiar arraigada en la agroindustria, parte del Grupo Ruiz. En menos de una década, se consolidó como líder mundial en la exportación de poroto negro. En 2016, diversificó su negocio hacia la citricultura, exportando granos y limón a nivel global.

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