Desde hace poco tiempo, el sector agrícola está experimentando un cambio drástico, impulsado por la integración durante todo el proceso productivo, de tecnologías de vanguardia como la Inteligencia Artificial (IA).
Si bien estas nuevas herramientas tienen un gran potencial para desarrollarse, su aplicación no está exenta de desafíos. En este contexto, los agricultores y especialistas de la temática se encuentran frente a un gran cambio de paradigma que está poniendo en duda las técnicas tradicionales de siembra y cultivo
En este artículo, profundizamos en cómo este salto tecnológico está revolucionando las prácticas agrícolas tradicionales y permitiendo a los agricultores tomar decisiones basadas en datos en cada etapa del ciclo agrícola.
Robótica aplicada a la cosecha: una era de eficiencia
La integración de inteligencia artificial y robótica anuncia una nueva era de eficiencia y precisión en el proceso de cosecha. Estos sistemas robóticos están equipados con sensores sofisticados y algoritmos de IA que les permiten navegar por los campos de manera autónoma.
Pueden identificar y cosechar productos maduros con una destreza similar a la humana, asegurando que solo los cultivos de la más alta calidad lleguen al mercado. Además, los robots impulsados por IA pueden trabajar incansablemente, reduciendo significativamente la naturaleza sensible al tiempo de las operaciones de cosecha.
Esto no solo aborda la escasez de mano de obra, sino que también conduce a ahorros sustanciales para los agricultores. La precisión y eficiencia de los robots impulsados por IA contribuyen a minimizar las pérdidas posteriores a la cosecha, una consideración crítica para mantener la viabilidad económica de las operaciones agrícolas.
Tipos de maquinarias y robots aplicados en agricultura
Producto de la revolución tecnológica que la humanidad se encuentra transitando los tipos de maquinarias aplicadas al agricultura y al agro en general, se han diversificado de manera notable en los últimos años.
En este sentido, podemos encontrar, a grandes rasgos, tres grandes categorías de máquinas conducidas por inteligencia artificial que generan grandes beneficios durante su aplicación en las zonas cultivadas.
Primero nos encontramos con las conocidas como recogedoras de frutas (Fruit-Picking Robots, por su nombre en inglés), las cuales están diseñadas para la delicada tarea de recolectar frutas como bayas, manzanas y uvas, utilizando avanzados sistemas de visión por computadora y brazos robóticos para identificar y recoger el fruto maduro sin dañarlo.
Por otro lado, los robots recolectores de verdura (Vegetable Harvesting Robots) los cuales están destinados a una variedad diversa de vegetales, desde lechugas hasta tomates y pepinos. Estos robots emplean una combinación de cámaras y brazos robóticos para llevar a cabo tareas como cortar, recolectar y recoger los productos.
Finalmente, los robots recolectores de granos (Grain Harvesting Robots) son máquinas de gran tamaño diseñadas para cosechar y procesar granos como trigo, maíz y arroz, siendo particularmente eficientes en operaciones de producción a gran escala.
Predicción de rendimiento: anticiparse y tomar decisiones
Las capacidades predictivas de los modelos de predicción conducidos por inteligencias artificiales han sido fundamentales en la planificación de la cosecha, permitiendo a los agricultores anticipar los rendimientos con una precisión notable.
Al analizar una multitud de fuentes de datos, incluidos registros históricos, condiciones actuales del campo y pronósticos meteorológicos, los modelos de inteligencia artificial generan predicciones de rendimiento confiables. Esto capacita a los agricultores para tomar decisiones informadas con respecto a estrategias de almacenamiento, transporte y comercialización.
Además, facilita medidas proactivas en respuesta a posibles desafíos, como ajustar los horarios de siembra o diversificar los cultivos según las proyecciones de demanda del mercado. Este enfoque proyectivo hacia la predicción de rendimiento mejora la resiliencia de las operaciones agrícolas al permitir la toma de decisiones estratégicas frente a dinámicas de mercado cambiantes.
Inteligencia de mercado: del campo al consumidor
La aplicación de inteligencia artificial extiende su influencia más allá de los campos cultivados, proporcionando información valiosa sobre tendencias de mercado y comportamiento de los consumidores.
Al analizar datos de diversas fuentes, incluidas redes sociales, informes de mercado e indicadores económicos, los sistemas impulsados por IA ofrecen una visión completa de las preferencias del consumidor y las oportunidades de mercado emergentes.
Esto permite a los agricultores posicionarse estratégicamente en el mercado, identificando oportunidades de nicho o ajustando los volúmenes de producción para satisfacer la demanda cambiante. Al alinear el momento de la cosecha con las tendencias del mercado, los agricultores pueden optimizar las estrategias de fijación de precios, lo que en última instancia mejora la rentabilidad. La integración de inteligencia de mercado impulsada por IA asegura que las operaciones agrícolas sigan siendo receptivas y adaptables en entornos de mercado dinámicos.
Aplicaciones en Argentina
Actualmente, todo este tipo de maquinarias son conocidas por los productores agrícolas y ganaderos de nuestro país. De hecho, grandes plantaciones son cultivadas, monitoreadas y cosechadas con la asistencia de máquinas conducidas por inteligencia artificial.
Sin embargo, producto del contexto económico, son pocos los empresarios dedicados al agro que pueden afrontar las grandes inversiones que implican desarrollar este tipo de tecnologías.
En este sentido, especialistas mundiales aseguran que uno de los mayores desafíos que se enfrentan producto de estas tecnologías, es la aplicación desigual de estas nuevas maneras de producir.
Desafíos
Como adelantamos anteriormente, esta aplicación de tecnologías y maquinarias innovadoras no se encuentra exenta de desafíos. Incluso, debido a los grandes cambios que se están generando, existen cientos de personas que se oponen rotundamente a su aplicación.
A grandes rasgos, notamos que el primer gran desafío es la exclusión laboral. Es decir, trabajos que durante años fueron la base y sustento de miles de personas, en pocos años, dejarán de existir. Frente a esta situación, existen dos grandes posturas. Por un lado, quienes niegan esta situación, argumentando que se generan nuevos y mejores puestos laborales, y, por otro lado, quienes se encuentran en situación de alarma, entendiendo que perderán sus espacios de trabajo.
Por otro lado, otro gran desafío que encontramos es la privacidad. De público conocimiento es que a mayor a intervención de modelos de IA, mayor cantidad de datos se producen. Al producirse tantos datos, procesando los mismos en modelos predictivos, se genera la incertidumbre respecto a la protección de los mismos, y su consecuente uso inadecuado.
Incógnitas: futuro en discusión
En este contexto, la aplicación de la inteligencia artificial genera grandes incógnitas respecto a cómo será el mundo, y consecuentemente, nuestros campos en el futuro próximo.
Es por esto que, el abordaje de cada uno de los desafíos descritos es esencial para generar confianza en los productores, lo cual permitirá la aplicación generalizada de los beneficios que la innovación y las nuevas tecnologías nos permiten.
Una mirada al futuro
A medida que la aplicación de la inteligencia artificial en la agricultura avanza, se espera que se integre con otras tecnologías emergentes, como la Internet de las Cosas (IoT), la robótica y la biotecnología. Esto abrirá nuevas posibilidades para la creación de sistemas agrícolas altamente eficientes y sostenibles.
En este sentido, la aplicación de la inteligencia artificial en la agricultura promete una transformación profunda y positiva en la forma en que producimos alimentos. Si se aprovecha de manera responsable y ética, esta tecnología tiene el potencial de no solo aumentar la eficiencia y productividad agrícola, sino también de contribuir significativamente a la seguridad alimentaria global y la conservación del medio ambiente.
Paramérica, fundada en 1994 en el Noroeste Argentino, es una empresa familiar arraigada en la agroindustria, parte del Grupo Ruiz. En menos de una década, se consolidó como líder mundial en la exportación de poroto negro. En 2016, diversificó su negocio hacia la citricultura, exportando granos y limón a nivel global.