La condena de un político en la India por un delito siempre supone un suspiro de alivio para una sociedad asolada por las fechorías de quienes ostentan el poder.
Los políticos siempre han dado motivos a la gente para albergar esos sentimientos contra ellos. Sin embargo, cuando alguien es castigado por expresar sus pensamientos e ideas, debería hacernos reflexionar. El caso de Rahul Gandhi, condenado por difamación, es un ejemplo peculiar.
Hablando en un mitin político en Karnataka en abril de 2019, el líder del Congreso había intentado destacar los fraudes cometidos por Nirav Modi y Lalit Modi y los había etiquetado con el nombre del primer ministro Narendra Modi. Había dicho: «¿Cómo es que todos los ladrones tienen ‘Modi’ en sus apellidos?».
Purnesh Modi, diputado del Partido Bharatiya Janata por Gujarat, dedujo que el comentario de Gandhi había causado difamación y pérdida de reputación a toda la comunidad Modi.

En caso de difamación, es necesario que la persona afectada por la declaración presente una denuncia por el perjuicio sufrido para que se configure un delito. Sin embargo, ninguno de los afectados se había presentado.
Renombrados juristas han puesto de relieve esta cuestión, por lo que las sentencias del Tribunal de Distrito y del Tribunal Superior de Gujarat exigen atención y escrutinio.
En segundo lugar, fue condenado a la pena máxima de dos años. Curiosamente, esto es suficiente para cumplir los criterios de inhabilitación en virtud de la Ley de Representación del Pueblo, Sección 8(3).
El discurso político indio
Un somero repaso a la legislación india nos da una idea de los delitos que conllevan penas de prisión de un máximo de dos años: participar en una reunión ilegal con un arma mortal; disturbios; hacerse pasar por funcionario público; amenazar a un funcionario público con lesiones; dar información falsa sobre un delito cometido; presentar denuncias falsas ante un tribunal de justicia; destruir y dañar un lugar de culto con la intención de insultar a la religión; utilizar la fuerza criminal para disuadir a un funcionario público del cumplimiento de su deber, etc.
En estos delitos se puede apreciar la gravedad y la naturaleza del delito.
Si se compara la pena impuesta por estos delitos con la de dos años de prisión por difamación criminal por un comentario hecho durante un mitin electoral, parece más bien una exageración, si no una trivialidad.
Las opiniones jurídicas expresadas por los jueces del Tribunal Superior y del Tribunal de Distrito de Gujarat parecen estar en desacuerdo con la forma en que debe impartirse justicia en los países democráticos.
El tribunal superior cree que es necesario que haya «pureza en la política» y que los representantes del pueblo sean hombres con antecedentes claros.
Mientras que los casos pendientes contra Gandhi, incluido el de los comentarios contra V.D. Savarkar, enturbian su reputación, y siendo él diputado, según el tribunal, merece el máximo castigo, ¿puede aplicarse la misma lógica a otros diputados que tienen causas penales pendientes contra ellos?
Algunos de los diputados en ejercicio han hecho declaraciones problemáticas contra determinadas comunidades, como «kapdey se pata chal jaata hai ([Se le puede identificar por su ropa)» y «Desh kay gaddaron go, goli maaro … ko (¿Qué hacer con los traidores del país? ¡Dispararles!)».
El análisis de los comentarios de los jueces en este contexto hace que su lógica parezca poco observadora y ajena al discurso político del país.
Sarcasmo frente a burla de una comunidad
Una declaración sarcástica, llena de insinuaciones, no para incitar a la violencia, sino para hacer que una persona piense y se cuestione, sería naturalmente parte de una democracia vibrante. Tales afirmaciones pueden verse en películas, en el lenguaje común e incluso en la política.
Si se compara la pena impuesta por estos delitos con la de dos años de prisión por difamación criminal por un comentario hecho durante un mitin electoral, parece más bien una exageración, si no una trivialidad
Calificar tales expresiones de bajeza moral envía un mensaje a la gente para que se limite a un determinado lenguaje aséptico y ajuste su pensamiento a una narrativa favorable al establishment.
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No está claro por qué el tribunal de distrito y el Tribunal Superior de Gujarat se inclinaron por lo que puede describirse como la doctrina de la pena máxima. La fiscalía recurre a la pena máxima en los casos más raros o cuando un delito es de naturaleza atroz o tiene un enorme impacto social. Sin embargo, nada de esa magnitud parece haber ocurrido en este caso. La decisión de imponer la pena máxima parece derivarse de una versión severa de la teoría de la justicia retributiva, en lugar de estar justificada por cualquier otra cosa.
En ese marco de pensamiento, quien imparte justicia se asume como único árbitro de la moral social y política y corre el riesgo de vilipendiar al acusado. Debemos preguntarnos si tal cosa ha sucedido en este caso. ¿Y cuál era la intención al imponer la pena máxima? ¿Quería el juez disuadir al acusado, reformarlo o castigarlo?
India acoge la Cumbre del G20. Es un buen momento para aprender de nuestros pares. Es importante señalar que ninguna de las economías poderosas, como Estados Unidos y el Reino Unido, tipifican la difamación como delito en sus países.
El Reino Unido la despenalizó en 2009, mientras que Estados Unidos lo hizo en 1966. Es absolutamente esencial que la gente se comunique libremente y publique material en el que se debatan cuestiones políticas y gubernamentales. Las personas que aspiran a ser elegidas necesitan tener la oportunidad de expresarse libremente sin temor a consecuencias legales.
Los políticos dan voz a las inquietudes y sentimientos de la población de un país. Plantean cuestiones de gobierno, economía, administración y cualquier cosa importante. Este riesgo profesional puede ponerles en conflicto con la ley mientras desempeñan su trabajo.
Como ya se ha dicho, Gandhi dijo: «¿Cómo es que todos los ladrones tienen ‘Modi’ en sus apellidos?».
El juez consideró que esta afirmación era difamatoria y dañaba la reputación de toda la comunidad Modi. El alto tribunal, en su sentencia, razonó que si Gandhi hubiera hablado largo y tendido sobre el comportamiento de Lalit Modi y Nirav Modi, y la actuación de Narendra Modi, entonces podría no haber atraído tal castigo. Sin embargo, ese discurso habría perdido la garra y la espontaneidad de un mitin político.
También es condescendiente suponer que la gente corriente sería incapaz de diferenciar entre comentarios sarcásticos y burlas reales a una comunidad.
En el peor de los casos, estas palabras no se «burlaban» de ninguna comunidad, sino de tres personas con el mismo apellido. Entonces, ¿por qué invocar la doctrina de la pena máxima? Esta cuestión de derecho está ahora ante el más alto tribunal del país.
Artículo republicado de The Wire en el marco de un acuerdo entre ambas partes para compartir contenido. Link al artículo original:https://thewire.in/law/defamation-the-indian-law-and-the-logic-of-maximum-punishment