Aunque la destitución constitucional de Imran Khan puede apuntar a una nueva corriente de cambio en Pakistán, le espera un futuro incierto.
"El Pakistán Purana ha vuelto", decía un extasiado Shahbaz Sharif, el nuevo primer ministro de Pakistán. En las últimas dos semanas han ocurrido muchas cosas en Pakistán. Mientras que algunos comentaristas y analistas señalan que el restablecimiento de la Asamblea Nacional de Pakistán por parte del Tribunal Supremo y la posterior destitución de Imran Khan mediante una moción de censura son cambios revolucionarios en la trayectoria "constitucional" de Pakistán, otros han lanzado una nota de cautela.
Sostienen que el nuevo establecimiento tendrá que enfrentarse a problemas aparentemente insuperables que asolan el país. Pakistán está claramente en la cuerda floja: su economía va en picado, la moneda ha caído a niveles históricamente bajos, la inflación de los productos básicos ordinarios se ha disparado y la política exterior del país está en un embrollo.
¿La posible retirada del ejército?
Históricamente, el ejército pakistaní ha sido el actor institucional más dominante en la política del país. Desde el nacimiento de Pakistán, las fuerzas armadas han acaparado la mayor parte del presupuesto y los recursos. Sin embargo, los recientes acontecimientos en Pakistán parecen revelar una posible "nueva" cara del ejército. Rawalpindi, que por lo demás es muy ruidosa en las cuestiones de poder en Pakistán, ha permanecido totalmente "silenciosa" en la crisis constitucional de Pakistán.
¿Es esto una señal de que el ejército se está retirando de su posición históricamente dominante y promoviendo la democracia real en Pakistán? Esto, sin embargo, puede parecer muy optimista, pero los realistas y pragmáticos pueden sugerir que esto es ingenuo. El ejército pakistaní argumenta que Tilak Devasher es una institución megalómana y no renunciará tan fácilmente al control de las instituciones y los recursos de su país. Aunque el ejército y el ISI mantuvieron la neutralidad en la cadena de acontecimientos, no cabe duda de que el nuevo primer ministro de Pakistán es un individuo favorable al ejército. Cualquier jefe de Estado pakistaní que haya intentado desafiar la autoridad del ejército ha sido ejecutado o expulsado del poder.
Por lo tanto, el ejército está muy presente en el juego de tronos político de Pakistán.
El dolor de cabeza de la Línea Durand
Si los amos pakistaníes de los talibanes afganos esperaban llevar firmemente la voz cantante cuando el nuevo régimen surgiera como gobierno de facto a partir de agosto de 2021, su imaginación parece verse desmentida por la creciente afirmación de los talibanes afganos. A pesar de que el gabinete talibán ha sido elegido a dedo por los altos mandos del ISI y del ejército pakistaní, los talibanes afganos han demostrado que no serán una marioneta. Para agravar aún más las dificultades, los talibanes paquistaníes, bajo el mando de su esotérico líder Noor Wali Mehsud, han prometido total lealtad a su homólogo afgano y han hecho un llamamiento a una "yihad mayor" para derrocar a las instituciones paquistaníes, sobre todo al ejército.
Históricamente, el ejército pakistaní ha sido el actor institucional más dominante en la política del país
Además, la Línea Durand parece estar en ebullición con frecuentes enfrentamientos fronterizos entre combatientes talibanes y guardias pakistaníes, estos enfrentamientos se producen debido a la naturaleza no demarcada de las zonas fronterizas en disputa. Para empeorar las cosas, el grupo ISIS ha surgido como una fuerza formidable dentro de los dos países, ha establecido una base firme en la provincia de Nangarhar y ha demostrado su capacidad para llevar a cabo espectaculares ataques transfronterizos en zonas civiles, bases militares, santuarios, etc. Estos dos factores han reavivado el espectro de los continuos ataques terroristas en el pasado reciente en el país, lo que pone de manifiesto la precaria situación de seguridad de Pakistán.
Salvando el cisma
Mientras que Pakistán era el favorito de Occidente durante los años fríos, ahora es considerado en gran medida un paria en la comunidad de naciones. Este cisma se amplió aún más por culpa de Imran Khan y su vergonzosa complacencia con las fuerzas islamistas, virulentamente antioccidentales en su enfoque. Los lazos con Francia, Estados Unidos y Canadá, por nombrar algunos, cayeron en picado.
Conclusión
El nuevo gobierno de Sharif tendrá dificultades para tratar estos temas, aunque Shahbaz Sharif tiene la imagen de ser un administrador duro y realista, pero los problemas a los que él y su nuevo régimen se enfrentarán serán, como mínimo, desalentadores. Sin embargo, será muy interesante ver cómo el nuevo gobierno se ocupa de estas cuestiones: ¿tendrá realmente las agallas para emprender una reforma como la de India en 1991 o será el mismo vino en una vieja botella?
el grupo ISIS ha surgido como una fuerza formidable dentro de los dos países
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente los puntos de vista del Gobierno de India ni de Defence Research and Studies
Imagen del título por cortesía: Republic World
Artículo republicado en el marco de un acuerdo con Dras (Defense Research and studies) para compartir contenido. Link al artículo original: https://dras.in/currents-of-change-in-pakistan/
Es columnista y escribe para los principales periódicos, como el pioneer, el hills times, el Indian Express, etc. Actualmente está cursando un máster en ciencias políticas con especialización en relaciones internacionales en la Universidad de Jadavpur.