
Farmesa es una de las pocas empresas sudamericanas con inversiones en Filipinas. Se trata de una compañía argentina con más de 60 años de historia enfocada en el desarrollo, producción y comercialización de ingredientes para alimentos, incluyendo sistemas funcionales, de textura, nutrición y sabor.
La compañía exporta a países en todos los continentes desde su planta de producción en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, Argentina y desde la recientemente inaugurada planta en Batangas, Filipinas. Además, cuentan con una estructura de oficinas comerciales y depósitos propios alrededor del mundo en puntos neurálgicos del trading.
Agustín Pérez, nieto de uno de los fundadores y hoy parte del management de la empresa, recibió a Reporte Asia en su planta en Argentina y contó su experiencia en el Sudeste Asiático, las gestiones para hacer el landing de Farmesa en Filipinas y la construcción de la planta industrial que hoy elabora carragenina. Se trata de un producto de alto consumo en Filipinas y a nivel mundial, que resultó clave para la consolidación de Farmesa como una compañía de perfil global.
¿Cómo comienza Farmesa y cómo llega a lo que es hoy?
Farmesa es una empresa que se creó en 1959. Los fundadores originales fueron mi abuelo Oscar Pérez y su socio Juan José Gorro. La empresa empezó siendo muy pequeñita, en la que se hacían simplemente algunas mezclas de especias, cosas muy básicas para la industria cárnica sobre todo.

Hoy Farmesa es una empresa que se dedica exclusivamente al desarrollo, producción y comercialización de ingredientes y aditivos para alimentos, con aplicaciones en la industrias cárnica, láctea, de snacks, food service, etc. Hemos ampliado mucho el portfolio.
Farmesa actuó en el mercado argentino desde su fundación y para la década de 1990 se abrieron las puertas para empezar a exportar productos a países limítrofes como Uruguay, Paraguay, un poco a Chile, Brasil y Bolivia, todo muy cerquita.
Ya para el año 2004, Farmesa se convierte en la primera empresa argentina en inaugurar una planta de proteína texturizada de soja. La proteína texturizada de soja es un derivado. Al poroto de soja, se le saca el aceite, queda una harina y esa harina se texturiza y se usa en hamburguesas, en salchichas, etc. Eso fue en el 2004. Y la verdad, nos dio un gran impulso que nos llevó a todo el mundo, más allá de los países limítrofes.
¿Qué competencia tenían en ese entonces para la proteína texturizada de soja?
Era un producto bastante poco conocido. En Argentina no había nadie que lo haga y, en ese año, donde ya estaba la segunda generación a cargo de la compañía, mi papá Gabriel Pérez y mi tío, Gustavo Nochella, decidieron ir por esa inversión que la verdad fue muy positiva porque nos abrió una puerta. Desde entonces empezamos a exportar no solo a Sudamérica sino que pasamos a muchos países de toda Latinoamérica. Fue la llave también para entrar al mercado de África, momentáneamente al de Europa, y al mercado asiático.
¿Cómo llegan al mercado de Asia, en general, y el de Filipinas, en particular?
Con la proteína texturizada de soja fue que empezamos a tener nuestros primeros contactos con Asia. Si vamos al caso de Filipinas, nosotros empezamos a exportar proteína en el año 2007. Filipinas es un mercado enorme, son 100 millones de habitantes con un consumo particular de comida. Comen un montón, constantemente y mucho producto elaborado. Y dentro de ese mundo de producto elaborado consumen mucha salchicha, similar a nuestra salchicha clásica. Y, siendo un país que tiene bastante déficit de carne, la proteína es un suplemento ideal. Entonces empezamos a tener mucho volumen de negocio con Filipinas a partir de ese año, que todavía al día de hoy mantenemos.
¿Cómo es el negocio de Farmesa en Filipinas? ¿Ustedes le venden a una empresa filipina y ellos hacen las salchichas para el mercado interno?
Exactamente, o sea, nosotros tenemos muchos clientes directos, muy grandes usuarios de allá y algunos clientes por ahí más pequeños que se ocupan de distribuir también a clientes más pequeños. Tenemos armada una distribución bastante eficiente. Eso empezó más o menos en 2007. En el año 2011, 2012 ya con la tercer generación bastante involucrada, que conformamos mi primo, Federico Nochella, mi hermano, Juan Manuel Pérez, y yo, nos empieza a dar vuelta en la cabeza la idea de ir un poquito más allá de Argentina. Salir, poner un pie en otro país. Y si es en otro continente mucho mejor, para que Farmesa, de a poco, se empiece a hacer más global. Entonces en el 2012 después de hacer investigación de mercado y demás, definimos que Filipinas era el lugar más acorde.
¿Por qué Filipinas?
Primero por la zona estratégica que tiene, ahí en el medio de los países asiáticos, la región del Sudeste Asiático. Allí, si vos empezás a sumar la cantidad de habitantes por país, llegas a un número muy interesante. Y si sumas encima a India y a China, tenés casi la mitad de la población mundial y creciendo a ritmos interesantes.

Filipinas en esa época también ya estaba con un buen crecimiento, hoy lo mantiene, ha tenido sus altibajos pero lo mantiene. ¿Por qué Filipinas? Yo creo que terminó siendo más que nada por un tema de similitudes que tenemos con ellos. Dentro de los países asiáticos, Filipinas es el que más se nos parece, fueron colonia española, el 80% es católico, el choque cultural no es el más grande. Hablan todos inglés, eso es algo muy importante porque el idioma es fundamental para hacer negocios. Entonces, nos decidimos por Filipinas.
¿Cómo fue la experiencia de abrir la primera oficina allí?
Yo me fui solo a Filipinas a lidiar con todo lo nuevo. Ese es el problema a veces de las PyMEs. Hoy Farmesa por ahí ya no es una pyme pequeña, es una pyme grande, pero en el 2013 éramos un poco más chicos que ahora y las empresas como nosotros no tienen los recursos para decir “bueno, mando un equipo entero”. Para nosotros era: “andate allá, instalate y vemos que pasa”. Así que me fui en el 2013, abrimos una sociedad (FARMESA ASIA PACIFIC, INC.) y empezamos a desarrollar negocios pero sin operación propia en Filipinas; eran todos negocios atados a la producción en Argentina.
El proceso de registrar una sociedad en Filipinas, ¿fue fácil?
Mirá, Filipinas es un país, en ese sentido también se nos parece a nosotros, con mucha burocracia. La verdad que no es tan fácil. O sea, no es ese sueño en el que te dicen “venite, abrís la empresa en un mes”. Imposible.
Dentro de los países asiáticos, Filipinas es el que más se nos parece
Cuando los directores son extranjeros siempre es un poco más difícil, ¿no?
Filipinas es bastante amigable si vos abrís una sociedad con un socio local que tenga el 60% de la compañía. Ahí es bastante fácil, el capital accionario que te piden creo que son 2000 dólares, es muy accesible. Ahora, cuando vos querés instalarte con una sociedad 100% extranjera cambian totalmente las reglas del juego, te piden una inversión mínima de 200 mil dólares, un directorio de mínimo cinco personas donde tres tienen que ser filipinos, y las regulaciones de aprobaciones son más estrictas. El proceso, hasta que me dijeron “tenés abierta la sociedad” habrá sido de unos 7 meses, más o menos.
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¿Y cómo llegan a abrir efectivamente una planta en Filipinas?
Teniendo ya una sociedad abierta, podíamos empezar a hacer algunas cosas. En el transcurso de los primeros 2 años estábamos también con la idea de tener allá una pata productiva, aprovechando que hay mercado, que ya estábamos presentes, que teníamos clientes; entonces empezamos a decidir qué hacer. Filipinas tiene un producto que se utiliza mucho en la industria de los alimentos, también en cosmética y otras aplicaciones, sobre todo carnes procesadas y lácteos, que es la carragenina. La carragenina es un producto que se hace a base de algas que luego de un procesamiento termina siendo un polvo, que tiene la capacidad de tener gran retención de agua. Por eso, se lo utiliza como estabilizante, y tiene un montón de otras aplicaciones en la industria. Estas algas crecen en Filipinas y en Indonesia, son los únicos dos lugares donde crecen.

Nosotros esa carragenina la usábamos como materia prima en nuestros productos. Entonces dijimos “bueno, tenemos las algas ahí, es un producto que va de la mano con nuestra industria, vamos por ahí”. Así que nos decidimos a explorar la posibilidad de tener una planta productora de carragenina para dejar de comprar este insumo y empezar a producir nuestra propia carragenina.
Filipinas es un mercado enorme, son 100 millones de habitantes con un consumo particular de comida
¿Farmesa hoy exporta carragenina desde Filipinas a otros países?
Nosotros hoy exportamos carragenina desde Filipinas y desde Argentina. Lo que hicimos fue dividir la inversión en dos estadíos. El primer estadío es la transformación de algas en chips y después ese chip se utiliza para hacer la carragenina (segundo estadío). Entonces, de algas a chips se hacía en Filipinas y pusimos una planta en Argentina para transformar esos chips a carragenina. Nos mandábamos un semi-elaborado desde Filipinas y acá lo transformábamos en producto. Eso nos sirvió para empezar a explorar el mercado, más que nada el mercado de acá de Argentina y Sudamérica.
Farmesa dentro del sector en Sudamérica, es una empresa de renombre, así que utilizamos un poco esa reputación como pata de crecimiento para los nuevos desarrollos. Crecimos mucho en el mercado. Por ejemplo, al segundo año de empezar a comercializar nuestra propia carragenina ya éramos los líderes acá en Argentina, teníamos más del 25% del mercado. También nos fue muy bien en Chile, en Uruguay, en Paraguay, en Colombia, la verdad que fue un boom.

Entonces dijimos “bueno, ahora es hora de poder también empezar a exportar carragenina desde Filipinas”. Entonces hicimos una planta, una expansión de planta en realidad, para poder hacer el producto final. Esa planta se inauguró en enero de este año así que hoy Farmesa está exportando carragenina producto terminado desde Argentina y Filipinas. Los principales destinos de la planta de Filipinas son, obviamente, el Sudeste Asiatico, Medio Oriente, Europa y México.
¿La inversión en Filipinas fue toda de Farmesa o se asociaron con alguna empresa local?
No, la inversión fue nuestra. Filipinas tiene un sistema de incentivos a la inversión con foco exportador muy interesante. Nosotros aplicamos en uno que se llama PEZA que es un organismo que ofrece beneficios teniendo en cuenta la inversión que vas a hacer, la cantidad de empleados que vas a tener y el compromiso a exportar el 80% como mínimo de lo que producís. Los beneficios van desde importar maquinaria libre de duties, o no pagar IVA o impuesto a las ganancias, por ejemplo.
Nosotros aplicamos, nos lo aprobaron pero la condición que tiene operar bajo PEZA es que tenés que instalarte en parques industriales autorizados por ellos. Entonces, una vez que conseguimos el permiso, nos pusimos a buscar parques industriales. Así que terminamos comprando más o menos 2 hectáreas en un parque industrial que se llama LISP 4, al sur de Manila, en la zona de Batangas. Es un parque industrial nuevo. De hecho, Farmesa es la primera empresa operando, hay algunas en construcción pero nosotros fuimos los primeros en estar operativos.
Los principales destinos de la planta de Filipinas son, obviamente, el Sudeste Asiatico, Medio Oriente, Europa y México
¿Pudieron conseguir financiamiento en Filipinas para la instalación y ampliación de la planta?
Nosotros invertimos un capital inicial, después para la tierra tuvimos que salir a buscar financiamiento y lo conseguimos. La verdad es que conseguir financiamiento en Filipinas es muy difícil. Te piden collateral (garantía física). Lo que hicimos fue presentar el proyecto para empezar a tener financiamiento y comprar la tierra. Se nos hizo muy difícil así que terminamos consiguiendo financiamiento en Estados Unidos. Conseguimos la plata suficiente para comprar el terreno, lo compramos y lo utilizamos como collateral en el Land Bank, que es un banco de inversión local.
Como era una inversión que iba a generar trabajo, iba a potenciar el mercado de algas que ellos son productores, les interesó el proyecto, nos ayudó mucho también la embajada Filipinas en Argentina, nos hizo de contactos, algunas reuniones con el Ministro de Agricultura y demás. El Land Bank nos dio un préstamo interesante para poder financiar la construcción de la planta.
¿Cómo fue el desempeño de la planta en Filipinas desde enero hasta acá?
Por suerte estamos creciendo. Habíamos hecho una rampa de crecimiento bastante conservadora y dijimos vamos a vender 150 toneladas, algo no muy ambicioso. Estamos terminando el año con 300 y pico de toneladas, fue espectacular.

Lo que nosotros pensamos para el año dos que era un crecimiento de 100 toneladas, bueno vamos a 550. El problema es que si querés crecer necesitas financiar. Así que estamos en todo ese proceso de financiamiento, pero con muy buenas posibilidades.
¿En qué otros países tienen oficinas o piensan abrirlas?
Nosotros abrimos la sociedad en Filipinas, empezamos a trabajar ahí y ya en paralelo abrimos una sociedad en Sudáfrica, en Johannesburgo, que es depósito y oficina comercial. Después en el 2017 abrimos Farmesa México, en Ciudad de México, también con oficinas y depósito. México es un mercado de carragenina enorme. Para que tengan una idea, Argentina más o menos consume 1300 toneladas de carragenina al año, México consume cerca de 8000. Y la última oficina que abrimos fue en Europa, abrimos Farmesa Europe localizada en Holanda. Ahí no tenemos depósito, solo oficina, importamos productos ahí y distribuimos al resto de la Unión Europea. Así que hoy estamos así, nos faltaría Oceanía en algún momento, pero esa estructura que armamos de antemano de México, Sudáfrica y Europa principalmente es lo que nos ayuda mucho a que una vez que la planta de Filipinas estaba operativa, ya tener más o menos mercados no desarrollados pero con presencia.
¿Qué ves para el futuro de Farmesa?
A corto plazo te digo que tenemos mucho para crecer con esta planta de Filipinas. Si bien hoy nuestros principales mercados son el mercado mexicano, el europeo, el africano (sur de África más que nada) y Medio Oriente, y obviamente el Sudeste Asiático, son mercados que todavía hay muchísimo para hacer.
Nosotros tenemos objetivos de mercado ambiciosos, entonces te diría que le tenemos que poner foco a eso. Más que nada ahora viene un trabajo muy fuerte del lado comercial para poder conseguir los volúmenes y obviamente que la planta responda. Y más allá de la carragenina, Farmesa siempre está tratando de innovar, buscando nuevos desafíos, nuevas oportunidades, estamos con proyectos de seguir invirtiendo, con proyectos de expansión acá en Argentina así que siempre intentando conseguir laburar. Plantas en el exterior todavía no sé, ya hemos sufrido mucho, necesitamos unos años de calma para volver a la batalla.