Sobre la Avenida Corrientes, muy cerca del antiguo Mercado de Abasto – hoy devenido en gran centro comercial – se encuentra la oficina de Fu Bao Alimentos. En cierta forma, la locación ya invita a reflexionar con sutileza asiática.
El Mercado de Abasto fue construido como consecuencia del crecimiento demográfico que Buenos Aires experimentó con la llegada de inmigrantes a fines del siglo XIX, convirtiéndose en un nuevo espacio donde los habitantes podían conseguir frutas y verduras frescas.
Fu Bao Alimentos, empresa dirigida por inmigrantes de Asia y dedicada a la producción de alimentos congelados, parece entonces conjugar en sí misma la historia del mercado y su época.
Llego en hora y me reciben allí, ceremonia de té blanco mediante, Andrés Chyu, director adjunto, y Leandro Choi, gerente de Ventas y Marketing. Tanto Andrés como Leandro pertenecen a la primera generación de sus familias nacida en Argentina, de origen taiwanés y coreano respectivamente.
En cierto momento de la conversación, Leandro mencionará que de chico sufrió acoso por sus raíces coreanas. Eso, afortunadamente, parece haber ido cambiando con el tiempo. La propia existencia y expansión de Fu Bao lo manifiesta.

Un tesoro brillante se asoma
La oficina es sobria y moderna, pero no está exenta de detalles ligados a la tradición. Además del té de bienvenida, un píng fēng (biombo en idioma chino) llama la atención por su delicado trabajo en madera. En él se puede ver tallado el carácter 福 fú (felicidad, fortuna). La compañía decidió combinarlo con otro carácter para obtener su auspicioso nombre final: Fu Bao, el “tesoro afortunado”.
“La empresa nació a partir de un grupo de socios, algunos ya radicados en Argentina, otros en China y algunos en Australia”, cuenta Andrés.
“Hicieron una investigación de mercado en Latinoamérica allá por el 2016 y les pareció bastante interesante el mercado argentino por el contexto socioeconómico de ese entonces. Había ciertas facilidades para venir a invertir y algo clave era que no había prácticamente competencia en nuestro rubro a escala industrial, a diferencia de Brasil“.
Andrés agrega que “decidimos radicarnos en Mar del Plata por una cuestión estratégica relacionada a los insumos de carnes y verduras, y pensando en el puerto como lugar para exportar. Aunque hoy con el panorama es más fácil salir por el puerto de Buenos Aires que por Mar del Plata, todavía no arrancamos a exportar. La fábrica se armó en el 2018, se empezó a comercializar a fines de 2019 y a principios del 2020 nos cayó la pandemia. Desde entonces venimos comercializando solo en el mercado argentino. Nos estamos afianzando de a poco como líderes de mercado en el rubro, y todavía estamos dándonos a conocer”.
Fu Bao Alimentos produce gyozas, dumplings, arrollados primavera y albóndigas de pescado. Sin embargo, el producto estrella indiscutido es la masa para hacer los arrollados, número uno en ventas en el Barrio Chino de la ciudad de Buenos Aires. Sobre esto, Andrés se explaya.
“Ahí tenemos un diferencial. Nuestras masas, al venir de recetas de China, no son tan fáciles de copiar. Son finitas, muy crujientes y sabrosas, son muy versátiles porque se pueden comer aún sin fritar, porque son precocidas. Mucha gente no lo sabe y piensa que porque son blancas están crudas, pero en realidad la masa está precocida. Y muchas veces comparando un arrollado con otro, se puede distinguir nuestro arrollado por la crocancia de la masa. Por eso en el Barrio Chino se vende muy bien, porque van muchos chefs a buscar insumos de calidad que no pueden conseguir en otro lado, y nuestra masa es bastante elegida”.
Clientela en expansión
Leandro ofrece algunos datos por demás interesantes sobre el rubro, en base a información del año 2021 de Euromonitor. La industria de congelados de Argentina (abarcando productos como kanikama, pescados o verduras) es de 37 mil millones de pesos. Pero mientras el consumo per cápita de productos congelados en Argentina es de dos kilogramos por año, el promedio en el resto de América Latina es de cuatro. “Esto da la idea de que hay mucho margen para crecer”, expresa.
“En Estados Unidos y Europa están más arriba todavía, ya cerca de los dos dígitos”, señala Andrés.
Ambos explican que sus tres principales clientes son las distribuidoras, las grandes cadenas de supermercados (Carrefour, Coto, Jumbo y Disco) y supermercados del Barrio Chino. Y en un cuarto lugar, los restaurantes.
“En muchos lugares va a pasar que consumen nuestros productos sin saberlo”, menciona Andrés. “Todavía mucha gente no nos conoce como marca. Muchas veces cuando ven nuestros productos piensan que son importados, y la verdad es que tenemos la ventaja competitiva de que nuestra materia prima es argentina. Aun en China no van a poder comprar arrollados primavera, o dumplings o gyozas con carne vacuna argentina. Eso creemos que también es un valor competitivo para exportar el día de mañana. Incluso a nivel internacional, Argentina no es un mercado que esté acostumbrado a este tipo de productos”.
“En el resto de Latinoamérica, como Perú, Brasil o Chile, están bastante más familiarizados. Acá en Argentina sí hay una cultura de más de 10 o 15 años de arrollados primavera, los llamados spring rolls o harumaki en japonés, pero en dumplings y gyozas es una tendencia al alza recién en los últimos años. Entonces, todavía hay mucha gente que nos está conociendo por primera vez. Así fue como nació la idea de venir acá a la Argentina e instalarnos específicamente en Mar del Plata”.
Retomo la idea de las fusiones o combinaciones (lo tradicional con lo moderno, lo asiático con lo local) y consulto más precisiones sobre aquellas recetas chinas que a través de Fu Bao buscan su lugar en las mesas y paladares de los argentinos.
“Hemos tenido que hacer algunas variantes o modificaciones por los insumos que se pueden conseguir, principalmente las verduras. La verdad es que por ejemplo los dumplings originales suelen tener pak choi (col china), pero acá no se consigue en volumen y durante todo el año, entonces la reemplazamos con repollo. El sabor no se modifica mucho, quizás para algunos paladares más exquisitos sí. O por ejemplo la nira (cebollino ajo), que es muy típica en Asia, nosotros acá no la trabajamos porque no se consigue mucho”, comenta Andrés sobre el proceso de adaptación local”.
“Las verduras más clásicas que sí se consiguen todo el año y que se usan también en la cocina asiática son la zanahoria, la cebolla y el morrón, pero por ejemplo algo que notamos en el rubro es que el arrollado primavera, como ya tiene más de 10 o 15 años acá en el país, de a poco tomó un sabor más ‘argentino’, más semejante a la empanada criolla. Y hoy vas a buscar un arrolladito primavera de carne y casi que tiene solamente carne y cebolla, no tiene mucha más verdura. Lo cual es una falacia hasta cierto punto porque en China, para conmemorar el inicio de la primavera, se usaban verduras de estación. Entonces no va a ser solamente de carne y cebolla. La competencia se quedó con un sabor bastante más argentinizado. Nosotros tratamos todavía de conservar bastante la receta china”.
Destruyendo mitos
En los últimos años, a tono con movimientos relacionados a la alimentación saludable, se ha hecho presente un discurso que pareciera desfavorecer a los productos comercializados bajo la etiqueta de “congelados”. Sobre esta idea ahondamos también en la conversación con Andrés y Leandro.
“En el sistema de congelamiento está el clásico ‘meter al freezer’ que cualquiera de nosotros hace en su casa, y eso es un proceso que conlleva bastantes horas para que el producto esté completamente congelado. En ese interín, parte de los nutrientes se va perdiendo. Irónicamente, los productos que nosotros compramos en las verdulerías o en las carnicerías que pensamos que son productos frescos, son menos frescos que los productos congelados”.
“No es lo mismo que venga directamente del campo, pase por varios escalones de intermediarios entre distribuidores y mayoristas hasta el puesto de verduras y que lo compres hasta a veces un mes después de cosechado en el campo, a que directamente de cosechado y en un pequeño proceso de limpiado y de agregado de valor ya directamente se congele”.
“En nuestro caso, además, utilizamos IQF, un sistema de congelado individual y rápido en donde el producto ya hecho pasa por una cinta, entra en lo que llamamos un girofreezer. De allí, en cuestión de minutos u horas dependiendo del seteo y la velocidad de la cinta, ya salen bien congelados, recién cocinados y directos para ir al freezer, para luego sacarlo y consumirlo con toda la frescura y los nutrientes que de otra manera no se conservarían”, argumenta Andrés.
A la explicación de este moderno sistema de conservación, Andrés suma también el indivisible costado cultural.
“Si bien en China también es muy común hacer los productos en familia y consumirlos una vez hechos sin pasar por el freezer, como acá sucede con los ñoquis o los ravioles, en China ya hace muchas décadas se naturalizó el tema de tenerlos congelados. Capaz que en Año Nuevo se junta la familia, se ponen a hacerlos, lo comen en el día y al día siguiente, pero suelen hacer mucha cantidad y lo congelan. Es una forma bastante fácil de resolverte una comida en 10 minutos conservando la frescura al tenerlo bien almacenado”.
“Es algo que quizás acá lo haríamos con las milanesas, por ejemplo, pero no lo hacemos con tantos productos. En China sí es bastante más común, y también lo ves en el espacio de freezer en los hogares. En países en los que el consumo per cápita de productos congelados es mayor, suelen tener más capacidad de freezer que de heladera, y acá tenemos al contrario, mucho más de heladera que de freezer pero porque se sigue pensando que es más fresco lo que está en la heladera”.
Proyectar en Argentina
La inestabilidad argentina es un viejo conocido, y por ello, se vuelve inevitable abordar en algún punto del encuentro los desafíos, objetivos y proyecciones a mediano y largo plazo en un contexto tan cambiante.
“Tuvimos que modificar un poco los objetivos”, se sincera Leandro. “El primer gran desafío que tenemos es la Ley de etiquetado frontal. Algunos de nuestros productos tienen sal y seguramente tendrán etiqueta de exceso en sodio. Eso va a ser un gran desafío, porque puede hacer que descienda el consumo de nuestros productos. Otro desafío que tenemos es que todavía no hemos llegado al techo de venta, y eso significa que todavía hay mucho público que no nos conoce y tenemos que difundir más. Año a año nuestras metas en cuanto a kilogramos están aumentando y conseguimos nuevos distribuidores, pero tenemos que seguir creciendo en ese aspecto, en el awareness (toma de conciencia) de la marca”.
“Por eso también queremos trabajar con otras instituciones y eventos que tengan que ver con la cultura asiática como el K-pop Style, el AsiaFest o el Año Nuevo Chino. Y también queremos lanzar nuevos productos. Nos motiva enriquecer la mesa de todos los argentinos con diversidad de alimentos, y queremos hacer nuestro aporte y granito de arena en ese aspecto. Soñamos con que los fans de la cultura asiática amen nuestra marca, la defiendan y que se convierta en referente”.
“Tratamos de no asociar nuestra marca a solamente China”, agrega Andrés, “porque si bien el origen viene de China, en Corea, en Japón y el resto de Asia ya hace rato que están muy difundidos al punto de que encontrás los mismos productos con diferentes nombres. Los dumplings, por ejemplo, es el nombre que se le da en inglés a las gyozas japonesas o a los mandu coreanos. Preferimos enmarcarlo más dentro de lo ‘asiático’ que dentro de lo exclusivamente chino”.

Me comparten entonces una inminente novedad concebida en pos de afianzar la marca Fu Bao. En el paseo Via Viva, de próxima inauguración bajo las vías del ferrocarril Mitre en el Barrio Chino, abrirán una flagship store (tienda insignia) donde venderán los productos al público ya listos para comer con métodos de cocción asiáticos que ellos consideran son los correctos en cada caso. Esta apertura se calcula entre marzo y abril. Además, planifican continuar expandiéndose por Argentina con el objetivo de, eventualmente, dar el salto de exportación.
“Estamos siempre abiertos a buscar nuevos distribuidores, obviamente cuidando a aquellos con los que ya tenemos relación. La idea no es que haya una competencia salvaje, sino algo más bien ordenado, redituable para todas las partes”, expresa Andrés.
Leandro profundiza y lanza un mensaje a los lectores. “Nos falta llegar a algunas provincias. Para aquellos interesados, estamos buscando distribuidores en Misiones, Corrientes, Formosa, Mendoza y Salta”. Y cierra la conversación con entusiasmo: “Por ahora, las proyecciones son positivas. Queremos acompañar a nuestros clientes y distribuidores y grandes cadenas con mejores propuestas, merchandising, folletos y materiales gráficos para ayudarlos a publicitar nuestros productos. No conocimos techo hasta ahora, siempre nos descubre un nuevo cliente y creo que vamos a crecer un par de años más hasta encontrar nuestro techo finalmente. Yo soy muy optimista”.
Para seguir a Fu Bao Alimentos.
Página web: https://fubao.com.ar/
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Licenciada en Estudios Orientales (Universidad del Salvador). Especialista en Relaciones Públicas. Cuenta con una diplomatura superior en Educación, Imágenes y Medios (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Tiene una Maestría en Industrias Culturales, Política y Gestión (Universidad Nacional de Quilmes). Es profesora de la clase sobre Japón en la materia Procesos Interculturales, de la Maestría de Diversidad Cultural (Universidad Nacional de Tres de Febrero). Imparte cursos de capacitación sobre historia, cultura y protocolo de China, Corea y Japón (Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco).