
El 29 de mayo de 2023, India, Bangladesh, Maldivas, Pakistán, Nepal y Sri Lanka se reunirán con otros 160 países en París (Francia) con el objetivo de elaborar el texto de un “instrumento jurídicamente vinculante” para acabar con la contaminación por plásticos.
El llamado “instrumento”, que se convertirá en tratado una vez que los países lo firmen, promete ser un hito sin precedentes en los esfuerzos mundiales por controlar y eliminar la contaminación por plásticos que amenaza nuestros océanos, la biodiversidad, la salud y el clima.
La reunión de París marca la segunda sesión de un Comité Intergubernamental de Negociación (INC-2) formado para desarrollar el texto de un tratado sobre residuos plásticos. El proceso se puso en marcha cuando en marzo de 2022 se aprobó en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente una resolución histórica para elaborar un acuerdo jurídicamente vinculante que aborde todo el ciclo de vida del plástico, desde la producción y la fabricación hasta el uso y la eliminación.
En la primera sesión del comité de negociación (INC-1), celebrada en Punta del Este (Uruguay) del 28 de noviembre al 2 de diciembre de 2022, los países participantes iniciaron los debates sobre los posibles elementos que podría incluir un futuro tratado, las medidas y acciones políticas que los países podrían desplegar para alcanzar los objetivos del tratado y el crucial “reglamento interno”, es decir, el conjunto de normas que rigen la conducta y la toma de decisiones del comité. La reunión INC-2, celebrada del 29 de mayo al 2 de junio, reunirá ahora a representantes de los gobiernos y otras partes interesadas para seguir negociando los asuntos pendientes de la reunión INC-1, y comenzar a negociar el lenguaje para el resto del tratado.
El comité se reunirá tres veces más después de París: en noviembre de 2023, abril de 2024 y octubre de 2024. Al final del proceso, el texto final del tratado estará listo para su adopción y firma en una Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios (representantes de los Estados que pueden actuar en nombre de sus gobiernos para negociar y adoptar tratados multilaterales) a mediados de 2025.
Si todo va según lo previsto, el mundo dispondrá en 2025 de su primer marco multilateral para hacer frente a la contaminación por plásticos. Aunque esto es prometedor, también es crucial mantener un sano escepticismo a la hora de esperar cualquier acción urgente, dadas las escalas temporales a las que opera el sistema de la ONU, lo que significa que las acciones locales y nacionales serán igualmente importantes. Dicho esto, la ONU sigue siendo el único aparato universalmente aceptable para lograr el consenso entre las naciones en la resolución de problemas tan complejos como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación por plásticos.
[…]

La cantidad de residuos plásticos generados en todo el mundo ha aumentado significativamente en los últimos años, más del doble de 2000 a 2019 y alcanzando la asombrosa cifra de 353 millones de toneladas al año. Se prevé que esta cifra aumente aún más, triplicándose posiblemente para 2060. La mayor parte de estos residuos procede de plásticos que tienen una vida útil inferior a cinco años, de los que alrededor del 40% procede de envases, el 12% de bienes de consumo y el 11% de prendas de vestir y textiles. En el sur de Asia, los efectos perjudiciales de los residuos plásticos sobre el medio ambiente y la salud son especialmente notables debido a la combinación de unos sistemas de gestión de residuos inadecuados y la afluencia de residuos plásticos procedentes de países más ricos, lo que crea una doble carga.
El alcance de las negociaciones
Un “documento de opciones de elementos” publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en vísperas de la reunión del INC-2 en París representa una recopilación de las sugerencias presentadas por 62 gobiernos, cinco grupos de gobiernos y 176 partes interesadas no estatales en los meses anteriores. En pocas palabras, estas propuestas pretendían recoger las aspiraciones de las distintas partes interesadas en un tratado sobre los plásticos, incluidos su objetivo y alcance generales, las normas que deberían seguir los negociadores, cómo asegurarse de que se cumplen las normas y cómo prestar apoyo para que todo ello se haga realidad.
El documento de opciones de elementos ofrece importantes perspectivas sobre el curso futuro de las negociaciones. En él se recogen objetivos cruciales como restringir el uso de productos químicos, estudiar límites a la producción de plásticos vírgenes, eliminar gradualmente las opciones de gestión de residuos nocivos como la incineración y dar prioridad a la salud humana y planetaria. Es importante señalar aquí que esta ambición supone una mejora significativa con respecto a la postura anterior del PNUMA, que enmarcaba la contaminación por plásticos como un problema de residuos mal gestionados y no de crecimiento exponencial e insostenible de la producción de plásticos.
El comité se reunirá tres veces más después de París: en noviembre de 2023, abril de 2024 y octubre de 2024
A tenor de los debates mantenidos hasta ahora en las reuniones y de las aportaciones de los países al proceso de redacción, parece existir un consenso general en que la crisis del plástico requiere una respuesta coordinada. Como en el caso del cambio climático, existe la expectativa generalizada de que el Sur Global tomará la iniciativa, y de hecho así está ocurriendo. Esto tiene su lógica: mientras que los mayores consumidores de plástico se encuentran en el Norte Global, las comunidades del Sur Global son las que experimentan de forma más tangible los efectos de la contaminación por plásticos.
Quizá el reconocimiento más importante que ha surgido de las negociaciones en curso sobre el tratado es que la crisis del plástico no es sólo el resultado de una mala gestión de los residuos o de “fugas”, sino del crecimiento exponencial de la producción de este material.
Liderazgo del Sur Global
En las negociaciones en curso sobre el tratado de los plásticos, el grupo africano, formado por todas las naciones del continente menos Egipto, se ha revelado como el más ambicioso. La propuesta del grupo al INC prevé intervenciones en todo el ciclo de vida del plástico, incluida la reducción de la producción de polímeros vírgenes y de las sustancias químicas tóxicas que se utilizan para fabricarlos; el rediseño de productos para reducir los residuos; y la prohibición de tecnologías de gestión de residuos “falsas soluciones” como la incineración, el coprocesamiento del cemento y el reciclado químico, que no resuelven los problemas de los residuos, sino que distraen a la sociedad de las verdaderas soluciones.
Se trata de un alejamiento significativo y progresivo de la narrativa global dominante hasta ahora sobre “gestión de residuos y basura”, que ponía un énfasis indebido en cómo la sociedad se deshace de sus residuos, en lugar de en cómo las empresas dedicadas a producir y verter cantidades astronómicas de plásticos de un solo uso en la sociedad podrían ser consideradas responsables.
El liderazgo de las economías del sur de Asia, especialmente India, Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka, será igualmente crucial. Aunque el consumo medio de plástico per cápita en el sur de Asia es considerablemente inferior a la media mundial de 28 kg (estimada en 11 kg en India, 9 kg en Bangladesh, 7,5 kg en Pakistán y 6 kg en Sri Lanka), las cantidades de residuos plásticos que llegan al océano procedentes de estos países son significativas. Sin embargo, a medida que la complejidad de la crisis se aclara con la investigación, parece poco lógico atribuir las cifras de contaminación por plásticos a países concretos, como se ha intentado erróneamente en el pasado.
Políticas erróneas sobre el plástico en el sur de Asia
Los responsables políticos del sur de Asia han intentado abordar el problema del plástico en las dos últimas décadas. La prohibición de productos ha sido la opción política más popular en toda la región, y todos los países de la SAARC, excepto Afganistán, han anunciado prohibiciones de bolsas de plástico u otros artículos de un solo uso. La prohibición de bolsas de plástico y envoltorios de helados de Bután y la prohibición de bolsas de plástico de Bangladés se remontan a 1999 y 2002, respectivamente. Sri Lanka prohibió las bolsas de plástico en 2017 debido a la preocupación por las inundaciones repentinas, mientras que India anunció su propia prohibición de más de una docena de artículos de plástico de un solo uso en junio de 2022.
La polémica presa del Mekong en Laos se enfrenta a obstáculos económicos y normativos
Estas prohibiciones pueden parecer una respuesta política lógica, pero en realidad son muy difíciles de aplicar. Todos los países del sur de Asia siguen librando una ardua batalla contra la contaminación plástica, y las prohibiciones a menudo sólo existen sobre el papel. Dados los numerosos ríos y costas que comparte la región, así como los mercados de productos plásticos y el comercio de residuos plásticos entrelazados, existe una necesidad acuciante tanto de esfuerzos nacionales individuales eficaces como de medidas regionales de colaboración para hacer frente al plástico.
Aunque nuevas políticas como el marco jurídicamente vinculante de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) de la India, el Reglamento de RAP de 2021 de Pakistán y las Normas de Gestión de Residuos Sólidos de 2021 de Bangladesh con disposiciones de RAP demuestran un creciente apetito por políticas con visión de futuro en la región, basadas en el principio de “quien contamina paga”, siguen sin estar a la altura de la escala y el alcance del problema. Para tener la esperanza de invertir la marea del plástico, los países del sur de Asia deben desempeñar un papel constructivo y proactivo en las negociaciones del tratado sobre el plástico.
¿Un futuro sin plásticos para Asia Meridional?
Sólo Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han presentado propuestas que han contribuido al proceso de opciones de elementos, que determina el alcance de las negociaciones sobre el tratado de los plásticos. India, una de las principales voces influyentes del sur de Asia, se ha mantenido al margen, salvo algunas intervenciones en la primera reunión del comité negociador. Hasta ahora, Bután y Myanmar han estado completamente ausentes de las negociaciones.
Una coalición mundial de grupos de la sociedad civil que sigue de cerca las negociaciones -de la que formo parte- espera ver un mayor liderazgo de estos países en el futuro, especialmente en cuestiones cruciales para el sur de Asia como la eliminación progresiva de materiales y sustancias químicas, la búsqueda de una transición justa para los trabajadores y el apoyo técnico y financiero. Los países del sur de Asia también deberían considerar la posibilidad de unirse a la Coalición de Gran Ambición, un grupo de 25 países que quiere conseguir un mundo libre de contaminación por plásticos para 2040 y, lo que es más importante, exigir un tratado ambicioso y jurídicamente vinculante que aborde los impactos del ciclo de vida completo de los plásticos.
Los responsables políticos del sur de Asia han intentado abordar el problema del plástico en las dos últimas décadas
Las negociaciones del tratado sobre los plásticos seguirán siendo un espacio importante en los próximos años. Las deliberaciones plantearán dilemas complejos que pondrán a prueba el temperamento moral de las naciones, mientras que los claros estragos ecológicos y de salud pública causados por los plásticos serán cada vez más difíciles de ignorar, incluso para las empresas atrincheradas en la economía de usar y tirar. Quienes pretendan rebajar su ambición lo harán a costa de las personas a las que representan y de las generaciones futuras. La crisis del plástico exige una respuesta audaz y urgente, y el mundo entero debe aprovechar la oportunidad para negociar un tratado sobre plásticos fuerte y vinculante.
Dicho esto, la clave para resolver la crisis de los plásticos y promover un cambio transformador puede estar en la región del sur de Asia. Con una población en rápido crecimiento y unos sectores industriales en expansión, el sur de Asia contribuye de forma sustancial a la contaminación por plásticos, pero también encierra un importante potencial de soluciones innovadoras. Además, la naturaleza interdependiente de la región del sur de Asia ofrece una oportunidad única para la colaboración y la acción colectiva. Mediante la formación de asociaciones regionales, los países del sur de Asia pueden compartir estrategias exitosas, intercambiar información y combinar recursos para hacer frente a la amenaza compartida que supone el plástico.
Nota: El artículo fue publicado originalmente en inglés en The Third Pole. La reproducción del mismo en español se realiza con la debida autorización. Link al artículo original:https://www.thethirdpole.net/en/pollution/opinion-south-asia-leadership-is-needed-for-an-equitable-plastics-treaty/
Analista de políticas públicas afincado en la India. Trabaja en la intersección del cambio climático, la biodiversidad y la contaminación ambiental.