La Ruta de la Seda y el Collar de Perlas chino en la región Indo-Pacífico

Cadena de Perolas china
El Collar de Perlas es una hipótesis geopolítica que se refiere a la red de instalaciones y relaciones militares y comerciales de China a lo largo de sus líneas de comunicación marítima.

El desplazamiento del sistema de poder mundial del euroatlántico al indopacífico ubica a esta última región en un lugar central en el panorama geopolítico, geoeconómico y geoestratégico del Siglo XXI, pronosticando la dinámica cambiante de las relaciones internacionales. Considerando los prospectados escenarios de conflicto, Robert Kaplan, experto en Relaciones Internacionales, sostiene que el Océano Índico es el nuevo escenario donde los intereses geopolíticos de India, China y Estados Unidos están comenzando a superponerse e incidir en el equilibrio de poder mundial.

Una zona de valor estratégico para las potencias mundiales

La presencia militar norteamericana, su “pivote asiático” o “estrategia de reequilibrio”, el refuerzo de sus fuerzas desplegadas en el área por el Comando del Indo-Pacífico (USINDO PACOM), la proyección política de sus tratados de seguridad como el “Quad” (Quadrilateral Security Dialogue), entre Estados Unidos, la India, Japón y Australia, el Acuerdo Básico de Intercambio y Cooperación Geoespacial entre EE.UU. e India, y las tensiones geopolíticas existentes en áreas de tránsito de suministro de petróleo a los países asiáticos, constituyen activos que muestran la relevancia estratégica de la región.

En este escenario geopolítico, el ascenso de China en el orden internacional como una de las principales potencias económicas del mundo es, al inicio de la tercera década del Siglo XXI, una realidad poco cuestionable.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China

El gigante asiático ha articulado propositivamente una actualizada visión internacional, con centro de gravedad en su asertiva estrategia de desarrollo pacífico materializada en el “sueño chino de rejuvenecimiento nacional”, que implica la restauración del estatus de la República Popular China (RPCh) como una potencia global responsable, pacífica y cooperativa. Esto viene definido por uno de los elementos diferenciadores de su visión: su capacidad de pensar y diseñar diplomacias a largo plazo.

En 2012, el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista chino (PCCh), bajo el liderazgo de Xi Jinping y en función de las circunstancias del desarrollo mundial y la posición histórica de China, planteó “los objetivos para los dos centenarios y la materialización del sueño chino”.

Su objetivo principal es alcanzar la construcción de una sociedad modestamente acomodada al centenario del Partido Comunista de China (2021), y construir un país socialista moderno, próspero, democrático, civilizado y armonioso al centenario de la fundación de la nueva China (2049).

Su lógica geoestratégica se materializa en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR, en adelante), que Xi denominó “el proyecto del siglo”; un “cinturón económico de la Ruta de la Seda Terrestre” que se extiende desde China hasta Asia Central y del Sur, Oriente Medio, y Europa, y una “Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI”, conectando a China con el sudeste de Asia, Oriente Medio, África y Europa a través de las principales rutas marítimas.

Nueva Ruta de la Seda y Collar de Perlas
Mapa de la Nueva Ruta de la Seda y del Collar de Perlas, dos iniciativas de China, por tierra y mar, para consolidar su posición económica y geopolítica y la de sus socios.

Su alcance abarca alrededor de 139 países, con América Latina agregada como una extensión de la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI. También incorporó la “Ruta de la Seda Digital” (2015) destinada a mejorar las telecomunicaciones de los destinatarios redes, capacidades de inteligencia artificial, computación en la nube, comercio electrónico y sistemas de pago móvil, tecnología de vigilancia, y otras áreas de alta tecnología. Y existe además la “Ruta de la Seda de la Salud”, diseñada para poner en práctica la visión de China de la gobernanza sanitaria mundial.

Los resultados esperados de la IFR

Esta iniciativa tiene un doble potencial. Para los países que la integran, implica satisfacer las necesidades, impulsar su desarrollo y estimular el crecimiento económico de los mismos, creando un patrón de relacionamiento político que promueva la confianza recíproca y reglas de juego económicas que aseguren la cooperación y el beneficio mutuo. Y para China, conlleva conectar las prósperas ciudades costeras con el interior menos desarrollado, buscar mercados para absorber su producción y asegurar una fuente constante de insumos para su sector manufacturero.

Si bien para algunos analistas la IFR podría ser una herramienta de dominación geoestratégica, los funcionarios chinos insisten en que el principal objetivo del proyecto es impulsar el desarrollo en los países participantes y el crecimiento económico de China.

El presidente Xi ha dejado claro que la iniciativa “no recurrirá a obsoletas maniobras geopolíticas”, que es “una iniciativa de cooperación económica y no una alianza geopolítica o militar” y que China no emplea el “juego de suma cero” en sus relaciones con otros Estados, enfatizando el objetivo de la IFR de “avanzar en la promoción y construcción de zonas de libre comercio e inversión”.

En este contexto y considerando la perspectiva histórica, China ensaya una estrategia tendiente a crear un espacio creciente de libertad de acción, basada en la instrumentación de una política exterior subsumida a reforzar la estabilidad política interna, que a su vez se asienta en el crecimiento económico constante y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes, y la IFR no es una excepción.

Otros acuerdos complementan la IFR

Además de esta iniciativa, China ha avanzado en acuerdos de libre comercio como la Asociación Económica Integral Regional de Asia (RCEP por sus siglas en ingles), firmado el 15 de noviembre de 2020, iniciado por los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) a los que se agregaron China, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur. El acuerdo comercial multilateral es el mayor en términos demográficos y económicos: agrupa un tercio de la población y el 30% del PIB global.

También China -en una alianza estratégica con Rusia- proyecta la Ruta de la Marítima del Ártico o Ruta de la Seda Polar, que contribuiría a reducir los tiempos que insumen los desplazamientos comerciales por el Canal de Suez.

China proyecta una alianza estratégica con Rusia, la Ruta de la Seda Polar, como alternativa al Canal de Suez.

En este contexto de intensificación de la competición estratégica entre las grandes potencias en los océanos Pacífico e Índico, China ha expandido su alcance en función de los imperativos geoeconómicos y geopolíticos marcados por la prosperidad económica y la estabilidad política del país.

En ese marco, la IFR es el vehículo geoestratégico de la proyección global del gigante asiático y la pieza clave hacia la concreción del sueño de rejuvenecimiento nacional.

“Gobernanza global de construcción conjunta”

Un antiguo proverbio chino indica que, “Cuando prevalezca la Gran Virtud, el mundo será de todos”, y es en este sentido que China promete seguir aportando sabiduría y fuerza al progreso de la humanidad, extendiendo la plena implementación de su política de reforma y apertura, llevando el concepto de gobernanza global de construcción conjunta y, contribuyendo al logro de una coexistencia mundial pacífica y armoniosa.

¿Qué podrá capitalizar occidente de la estrategia de desarrollo pacífico china, en pos de la construcción de una comunidad de destino de la humanidad más prospera y equitativa para todos?

 

 

 

 

 

 

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Es Doctor en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador, Argentina), Master of Strategic Studies and Defense (China's National Defense University) y Master en Planeamiento Estratégico y Dirección por Objetivos del Instituto Internacional de Estudios Globales para el Desarrollo Humano (España). Asimismo, tiene un tercer Master of Strategic Studies (US National Defense University, Estados Unidos) y es Lic. en Estrategia y Organización del Instituto de Estudios Superiores del Ejército argentino. Asimismo, es miembro del Consejo Asesor Académico de la Facultad del Ejército, es profesor en el doctorado en Defensa de dicha entidad, profesor invitado en la Universidad de Cuyo y de la Universidad Católica de Córdoba, e integra el Consejo Asesor de la Fundación CIEPEI (Centro de Investigación en Estudios Políticos Económicos e Internacionales).