¡Hola amigos! Hoy vamos a conocer uno de los lugares más misteriosos de Japón, el bosque de Aokigahara en la ladera noroeste del Monte Fuji.
Este infinito bosque de origen volcánico es más conocido como “Mar de Árboles” o también con el triste nombre de “Bosque de los Suicidios”. Abarcando una superficie de miles de hectáreas se formó a partir de las primeras erupciones volcánicas del monte Fuji entre los años 800 y 1000 de nuestra era.

Durante los duros tiempos del Japón feudal, se sucedieron una serie de hambrunas que hizo padecer a los habitantes de este país. Fue en aquellos años en que nació una práctica llamada “ubasute”, que consistía en abandonar en este bosque a los ancianos y niños que no se podían alimentar y de allí nació su fama de bosque maldito, habitado por fantasmas.
Más cerca en el tiempo, en la década del 60 se publicó una novela donde los protagonistas se suicidaban en este bosque, y a partir de ese momento, se lo empezó a considerar como un lugar ideal para quitarse la vida.

Actualmente, se contabilizan un promedio de 70 suicidios anuales. Una vez al año se suele hacer un rescate de cuerpos, aunque no todos son encontrados. A veces, los rescatistas de cuerpos se guían por cintas de colores que los suicidas van dejando en su recorrido, por las dudas se arrepientan de su accionar y puedan salir.
El problema es que su suelo, rico en hierro, altera las brújulas y GPS, y se recomienda encarecidamente no salirse de los senderos, ya que es imposible encontrar el camino de regreso debido a que no hay puntos de referencia en un bosque que es exactamente igual para donde se mire.

Desde hace unos pocos años a esta parte, también se empezaron a colocar carteles de advertencia para los posibles suicidas, tratando de hacerlos reflexionar y que desistan de sus intenciones.
Este infinito bosque de origen volcánico es más conocido como “Mar de Árboles” o también con el triste nombre de “Bosque de los Suicidios”
Aun así, siempre quedan autos abandonados en la playa de estacionamiento próxima al bosque, una señal de que sus dueños nunca salieron. Quizá lo más sorprendente de todo, es la ausencia de sonidos.

No se escucha ningún tipo de animal o aves. He grabado videos donde solo se escuchan mis pasos y mi respiración. Muchas veces, a mi regreso me han preguntado qué se siente estar ahí. Lo que se siente es una mezcla de paz y angustia.
Hay una vibración extraña en ese bosque y no es por la fama que lo precede. Si no hubiera tanta vegetación, uno diría que es un lugar definitivamente “muerto”. Aokigahara es otro de los lugares fantásticos de Japón.
siempre quedan autos abandonados en la playa de estacionamiento próxima al bosque, una señal de que sus dueños nunca salieron
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¡¡Hasta la próxima!!