El conjunto de procesos sociales y políticos que alteran la dinámica del equilibrio de poder en el sistema internacional tienen una matriz geopolítica que condiciona a una matriz económica. Las situaciones de riesgo generadas por la posibilidad de guerras sistémicas, conflictos sociales, terrorismo, cambio climático, brexit, entre otros, afectan los mercados de trabajo, capitales (inversión) y mercancías, provocando la disrupción del sistema económico global y el consecuente impacto sobre la estabilidad de los mercados internos.
Los modelos teóricos de análisis del riesgo geopolítico proporcionan una visión general desde diferentes enfoques que permiten a aquellas empresas que se internacionalizan reducir la incertidumbre de operar en una esfera internacional incierta, volátil y politizada.
De hecho, la evidencia empírica muestra hoy, que el alto riesgo geopolítico puede conducir a que los mercados integrados del capitalismo global y las densas redes transnacionales de negocios experimenten una contracción de la actividad económica real y por consiguiente, se manifiesten distintas alteraciones en la dinámica comercial acompañada de un menor rendimiento de las acciones, menores flujos de mercados de capital y una mayor presión y desorden sobre los mercados internos.
El conocimiento de las relaciones interestatales, transnacionales o transgubernamentales, así como de los procesos culturales e históricos, que por transferencia modélica se proyectan al sistema internacional, proporcionan al ápice estratégico empresarial, un contexto para comprender la realidad actual y prospectiva futura de los países o mercados con los que se pretende interactuar, proporcionando a los líderes las herramientas necesarias y las iniciativas críticas para ajustar la estrategia y maximizar la consecución de resultados que permitan direccionar los recursos disponibles en decisiones que generen un impacto eficaz.
Es en este marco que los economistas Caldara e Iacoviello de la Reserva Federal (Fed) de los EEUU crearon una forma de medir el Índice de Riesgo Geopolítico (GPR, por sus siglas en inglés), a fin de estimar el impacto que los mismos tienen en los mercados de renta variable a nivel mundial. En un informe titulado Measuring the market, Keith Wade, economista jefe de Schroders, explica que este índice refleja los resultados de la búsqueda automatizada en el archivo electrónico de 11 periódicos nacionales e internacionales, contabilizando el número de veces que aparecen palabras clave como “tensión militar”, “guerra” o “amenaza terrorista”.
El siguiente grafico muestra las fluctuaciones del índice GPR desde 1985.
Según el estudio, los creadores del GPR observaron que, cuando el índice sube de forma significativa, la actividad económica decrece y las bolsas caen. Asimismo, la producción industrial, el empleo y el comercio se ven afectados y el daño se nota un año después del shock inicial. Esto puede verse con claridad si tomamos como ejemplo los violentos ataques terroristas del 11-S de 2001 en EEUU y en París en 2015, que produjeron además de la irrecuperable y trágica pérdida de tantas vidas humanas, otras consecuencias inmediatas y negativas sobre la economía global.
Luego de un periodo inicial con informaciones fraccionadas acerca de los impactos económicos de los atentados, como la caída del mercado bursátil, la disminución de ventas en aerolíneas y servicios turísticos, las dificultades de las compañías de seguros -con pérdidas por un monto cercano a los 50 mil millones de dólares-, las políticas públicas de incremento del gasto y de reducción de tasas de interés, entre otros, en los meses siguientes aparecieron balances y proyecciones de carácter más global, realizados en su mayoría por organismos Internacionales.
Así, el Fondo Monetario Internacional, publicó en 2001 un informe titulado “An Initial Assessment of Prospects for the Global Economy Following the Events of September 11”, donde resume la situación en los siguientes términos: Desde los ataques, la confianza del consumidor y de los negocios se han debilitado a través del globo, y ha habido un abandono generalizado de activos riesgosos en los mercados maduros y los emergentes. Los datos preliminares confirman un impacto inicial significativo en la demanda y la actividad en Estados Unidos y otros países industrializados, y el desempleo ha comenzado a elevarse.
Por su parte, tras los atentados terroristas cometidos en Francia en 2015, el riesgo geopolítico generó una mayor volatilidad, incrementos de precio en los activos refugio (oro o bonos de máxima calidad) y una subida del crudo por el escenario de mayor tensión militar en Oriente Medio. Los efectos se trasladaron rápidamente de Francia a otros países del entorno europeo —España, Reino Unido y, sobre todo, Bélgica—, impactando en el sector turístico y muy especialmente, sobre las compañías aéreas: Air France-KLM retrocedió un casi un 6%, Lufthansa 1,8% y el anglo-español IAG cayó un 2,6%.
Sin embargo, las mayores empresas mundiales del sector de defensa, todas ellas estadounidenses y europeas, subieron con fuerza la primera semana después el ataque: las acciones de la multinacional estadounidense Lockheed, subió un 3,52%; la británica BAE Systems un 4,45% y la estadounidense Raytheon subió más de un 4%, para mencionar algunas.
Además, si consideramos la interconexión global que tienen los riesgos geopolíticos en la actualidad, las pandemias no son una excepción. Ejemplos recientes como el SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo), el MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente) y el COVID-19, causaron emergencias de salud pública y tuvieron un fuerte impacto sobre la economía mundial. Según un informe del Banco Mundial de diciembre del 2021, el COVID ha tenido impactos desproporcionados en la población más vulnerable, que se traducen en retrocesos en el desarrollo y en los esfuerzos para poner fin a la pobreza extrema, la cual aumentó por primera vez en más de 20 años sumando 100 millones más de personas a las existentes antes del 2020.
si consideramos la interconexión global que tienen los riesgos geopolíticos en la actualidad, las pandemias no son una excepción
La llegada de la pandemia supuso también un replanteo de la estrategia empresarial a todos los niveles. La implantación de procesos como el teletrabajo y el “reshoring” (Relocalización de empresas) se aceleraron. La mayoría de las empresas con fabricación en países asiáticos, atraídas por los reducidos costes, comenzaron a mostrar grandes dificultades en la gestión y el control de la cadena de suministro, la contratación y el control de proveedores, optando por la relocalización de sus plantas productivas como respuesta a este cambio de tendencia a fin de tener una mayor rapidez de respuesta frente a la demanda de los consumidores.
Otra consecuencia fue el “decoupling”, esto es, del desacoplamiento entre los principales motores de la economía mundial. Esto se operativizó repatriando algunas de cadenas de producción de sectores estratégicos a Occidente y trasladando otras a áreas de influencia más cercanas para diversificar la cadena global de suministro y distribución y evitar una dependencia total de países asiáticos.
Principales riesgos geopolíticos en 2022
Instituciones y analistas coinciden que 2022 será un año de fuerte crecimiento económico, las últimas previsiones formuladas por la OCDE, justo cuando se detectaban los primeros casos de la variante ómicron, apuntan a que el mundo crecerá un 4,5% en 2022. El FMI, por ejemplo, sitúa la subida del PIB mundial en el 4,9%. En este sentido, Mark Haefele, Chief Investment Officer of Union Bank of Switzerland (UBS Global) sostiene, “Creemos que 2022 será un año de dos mitades.
En la primera parte, el crecimiento será superior a la media, seguido por una normalización de las tasas de actividad a medida que la reapertura de las economías se complete, el exceso de ahorro generado durante la pandemia se gaste y las medidas de estímulo extraordinarias se vayan retirando”.
Consultado posteriormente por la evolución por regiones, desde el banco suizo expresan que, “las economías desarrolladas crecerán muy por encima de las emergentes en la primera mitad del año, y luego los países en vías de desarrollo recuperarán un mayor dinamismo que los grandes”.
Instituciones y analistas coinciden que 2022 será un año de fuerte crecimiento económico, las últimas previsiones formuladas por la OCDE
Sin embargo, la aparición de las nuevas variantes del virus y las restricciones que adopten los gobiernos encienden algunas alarmas sobre la actividad comercial, dado que algunos países han empezado a decretar restricciones ante el aumento exponencial en el ritmo de contagios. A ello se suma una persistente aceleración de una tendencia inflacionaria mundial que está haciendo crecer los precios producto, entre otras cosas, de la escasez de materias primas e insumos, el alza de los valores de la energía, y las disfunciones en las cadenas de aprovisionamiento global.
Según la consultora especializada Eurasia Group “Los altos precios del transporte marítimo también afectarán a las pequeñas y medianas empresas que no tienen los recursos para reservar contenedores, y mucho menos sus propios barcos. Las restricciones de suministro deberían disminuir en el transcurso de 2022, pero las interrupciones persistirán en muchos sectores. Las negociaciones de contratos de mitad de año en los principales puertos de EEUU y las desaceleraciones relacionadas se sumarán a las dificultades “.
Estados Unidos y China, las mayores economías del mundo, también sentirán los efectos de esta situación. En EEUU la preocupación por la inflación es un tema clave, la Reserva Federal anunció que reducirá su plan de estímulo de compra de bonos y que subirá los tipos de interés en 2022, que podría suponer una contrariedad para algunas economías emergentes, como Sudáfrica, Argentina y Turquía, entre otras, que podrían sufrir una fuga de capitales.
China, la segunda economía del mundo, seguiría liderando el crecimiento mundial, aunque en clara ralentización en comparación con años anteriores, lo cual aumentaría sin duda las preocupaciones de los inversionistas en 2022. A pesar de ello, se espera que los resultados finales del 2021 cierren en torno al 8%, lo que la convierte en la economía de más rápido crecimiento después de la de India.
En el escenario base dibujado por los expertos precedentemente, estos son algunos de los riesgos geopolíticos que afectaran recuperación económica en 2022.
Tensiones Geopolíticas
Las tensiones generadas entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados europeos, se han incrementado en las últimas semanas por temores por una posible invasión de las fuerzas rusas a Ucrania. Moscú pide garantías a Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de que la Alianza no se expandirá hacia el este, al tiempo que pidió el retroceso del despliegue de tropas y armas en Europa central y oriental.
Washington y sus aliados, por su parte, a pedido a Moscú que no invada Ucrania, en medio de una masiva acumulación de tropas rusas en la frontera ucraniana, amenazando con importantes sanciones económicas en caso de ataque incluida la detención del gasoducto Nord Stream 2, lo cual podría conducir una crisis energética global, el incremento de los costes del petróleo hacia los 100 dólares por barril, y una posible aceleración del endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales a nivel global.
Otro foco de tensión geopolítica es Taiwán. Estados Unidos ha advertido a Pekín que no cambie unilateralmente el statu quo del territorio insular y recientemente anunció que no enviará representantes oficiales a los Juegos Olímpicos de Beijing 2022 por la supuesta violación a los derechos humanos contra la minoría musulmana en la provincia occidental de Xinjiang. Como respuesta, China ha advertido a Washington que “pagará un precio” por su decisión, acusandolo de “intentar trastocar los Juegos en base a su sesgo ideológico, a mentiras y a rumores”, según las declaraciones del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian.
Otros riesgos que enfrentarán distintas regiones del planeta serán: escasez hídrica como consecuencia del cambio climático, erosión democrática, polarización política, protestas sociales y violencia, crisis migratoria, economías ilícitas, ciberdelitos, entre otros, lo cual provocara incertidumbre en los inversores que deberán considerar el contexto de seguridad y abordar junto a analistas geopolíticos nuevos criterios de análisis.
Geopolítica y Mercado
El análisis del riesgo en la geopolítica, con sus variables ideológico-políticas, económicas y geoestratégicas correspondientes, aplicado al sistema mundial actual y a su trayectoria permite prospectar un contexto aproximado de la dinámica de crecimiento capitalista global.
La estructura de equilibrio de poder en el sistema internacional está condicionada por la naturaleza de las relaciones entre las grandes potencias y los países emergentes. Esta relación axial es la que configura la geopolítica del sistema mundial emergente de la etapa postpandemia, cuya primera manifestación geopolítica fue la tendencia hacia un escenario de fragmentación, que revierte el curso de la globalización con un retroceso del paradigma económico neoliberal y un avance de posiciones neokeynesianas con rasgos de nacionalismo o regionalismo proteccionista.
En este sentido, el cruce de planos de matrices geopolíticas y geoestratégicas proporciona a las organizaciones y a los inversores una forma de identificar y comprender cómo pueden verse afectadas a corto y mediano plazo. La lógica de las macrodecisiones financieras contiene una lógica geopolítica, donde la simbiosis entre estrategas globales y lideres de management se convierte en un aspecto estratégico.
Es Doctor en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador, Argentina), Master of Strategic Studies and Defense (China's National Defense University) y Master en Planeamiento Estratégico y Dirección por Objetivos del Instituto Internacional de Estudios Globales para el Desarrollo Humano (España). Asimismo, tiene un tercer Master of Strategic Studies (US National Defense University, Estados Unidos) y es Lic. en Estrategia y Organización del Instituto de Estudios Superiores del Ejército argentino. Asimismo, es miembro del Consejo Asesor Académico de la Facultad del Ejército, es profesor en el doctorado en Defensa de dicha entidad, profesor invitado en la Universidad de Cuyo y de la Universidad Católica de Córdoba, e integra el Consejo Asesor de la Fundación CIEPEI (Centro de Investigación en Estudios Políticos Económicos e Internacionales).