La dinámica de la lucha por el poder en el sistema internacional y la expansión y convergencia de los mercados mundiales ha derivado en direcciones divergentes con efectos desorganizadores sobre los Estados. Tras décadas de intensa globalización y en medio de los cambios provocados por la Cuarta Revolución Industrial, el poder de los Estados-nación es cada vez más difuso. La velocidad en las transformaciones derivadas de la democratización general de la tecnología sobre las estructuras económicas, sociales y políticas ha incrementado la influencia de actores no estatales, organizaciones terroristas, grupos de hackers y empresas privadas en áreas que tradicionalmente eran prerrogativa de los gobiernos.
Estas transformaciones estructurales sumadas a la crisis del sistema financiero transnacional, al avance del paradigma neokeynesiano con rasgos de nacionalismo o regionalismo proteccionista y la competencia en los espacios económicos oceánicos, dieron contexto a un nuevo escenario global de inestabilidad y transición hegemónica, modificando la naturaleza de los procesos de conflicto social y político y, por efecto de transferencia, la dinámica de los desequilibrios en el sistema internacional.
El surgimiento de nuevas estructuras disruptivas
En este sentido, ha proliferado un amplio abanico de términos como: “guerras híbridas”, “guerras por delegación”, “guerras sustitutivas” y “guerras en la zona gris”, que se materializan en amenazas asimétricas, difusión de la inseguridad y distintas construcciones sociales del miedo.
Los Estados utilizan cada vez más sustitutos (milicias afines) para ejercer su influencia y enfrentarse indirectamente a otros países. Este tipo de conflictos no lineales y de zona gris se han convertido en una opción estratégica para socavar adversarios evitando una guerra en el marco de legitimidad comúnmente establecido.
Las nuevas estructuras disruptivas, operadas por actores estatales o no estatales (o patrocinados por un Estado) desarrollan capacidades convergentes de anulación de la superioridad tecnológica, utilizando medios de costo mínimo contra objetivos de valores máximos, para lograr a través de una “acción táctica” un “efecto estratégico” en países o empresas multinacionales de alcance global.
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Guerra por otros medios
Por ejemplo, los rebeldes hutíes que operan en Yemen, donde una coalición militar liderada por Arabia Saudita interviene en la guerra civil desde 2015, interrumpieron la producción de petróleo de la empresa estatal saudí Aramco, atacando instalaciones con drones.
“Los Estados utilizan cada vez más sustitutos (milicias afines) para ejercer su influencia y enfrentarse indirectamente a otros países”
El ataque provocó “la suspensión temporal de la producción” en los sitios afectados, que en condiciones normales producen 5,7 millones de barriles de crudo, esto es, alrededor de 50% de la producción total de la empresa y aproximadamente 5% de la producción mundial diaria de bruto. Se calcula que la construcción de los drones utilizados costó alrededor de 14.000 dólares.
La ciberguerra se impone
En 2007 en Estonia, hackers perpetraron un ciberataque masivo contra numerosas instituciones públicas, entre ellas, el Parlamento y varios ministerios, además de bancos, partidos políticos y medios de comunicación, en lo que se conoce como la “ciberguerra estonia”. Redes de robots informáticos -conocidos como botnets- enviaron cantidades masivas de mensajes spam (basura) y pedidos automáticos online para saturar los servidores. El resultado fue que durante semanas los estonios no pudieron realizar operaciones bancarias online, ni utilizar la red de cajeros automáticos y los empleados gubernamentales no consiguieron comunicarse por correo electrónico.
“Los rebeldes hutíes que operan en Yemen… interrumpieron la producción de petróleo de la empresa estatal saudí Aramco, atacando instalaciones con drones”
Desde entonces, la guerra híbrida ha sido usada frecuentemente en todo el mundo, lo cual refleja un orden global cambiante y una redistribución del poder fuera de los Estados, que pueden estar limitados en su comprensión y respuesta a la amenaza debido a la habitual separación existente entre las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia y los sectores privados.
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La potencia de los jugadores privados
Las empresas multinacionales se han convertido en actores de influencia en el escenario geopolítico global; financian gobiernos, operan en sectores estratégicos para el desarrollo y crean complejas redes de alianzas planetarias que impactan en las estructuras de todos los niveles de gobernanza. Gigantes corporativos como Amazon, Facebook y Google son casi omnipresentes en gran parte del mundo, y pueden influir en políticas que potencialmente afectan a la vida de millones de personas.
“la guerra híbrida ha sido usada frecuentemente en todo el mundo, lo cual refleja un orden global cambiante y una redistribución del poder fuera de los Estados”
Como marco de referencia para dimensionar el poder de las multinacionales, la Fundación Global Justice Now, realizó un estudio basado en las 100 mayores entidades económicas del mundo. El ranking cruza la facturación de las grandes empresas con el producto bruto interior de los países. El resultado fue sorprendente: si se ubican por orden los países y las entidades según su potencia económica, Estados Unidos sería la primera y la multinacional Walmart la décima. El valor combinado de las 10 corporaciones más potentes es comparable al producto bruto interior de los 180 países más pequeños del planeta, un grupo que incluye a Irlanda, Indonesia, Israel, Colombia, Grecia, Sudáfrica y Vietnam, por citar algunos.
A modo de ejemplo, el gigante tecnológico chino Huawei está a la cabeza del despliegue de la red 5G en todo el mundo, lo que ha provocado tensiones geopolíticas con Estados Unidos y la Unión Europea. Facebook y Twitter desempeñaron un papel importante en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020.
Algunos ciberataques de resonancia
También, la tecnología ha permitido a los individuos ejercer una influencia sustancial a través de ciberataques que pueden paralizar empresas e infraestructuras críticas. Piratas informáticos como el matemático Vladimir Levin y su equipo, sustrajeron unos US$ 10 millones (7,1 millones de euros) de las sucursales del Citibank, entre ellas dos de la Argentina. El malware Mirai, creado originalmente para obtener una ventaja en el juego Minecraft, atacó a Routers y acabó paralizando el servicio de Internet a 41 millones de usuarios.
“Las empresas multinacionales se han convertido en actores de influencia en el escenario geopolítico global”
En la carrera espacial, además de las agencias oficiales de EEUU, China y Rusia, las empresas privadas como Space X, Blue Origin, Grupo Virgin están liderando el sector. La realidad muestra que las grandes corporaciones siguen ganando poder pese a la incertidumbre global y que el desencadenamiento de los hacktivistas, los bots y los trolls en línea puede afectar a las realidades geopolíticas.
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Los impactos sobre la economía
En consecuencia, los escenarios de guerra híbrida que implican la aparición de nuevos actores, nuevas formas de organización, nuevas tecnologías y nuevas o transfiguradas formas de hacer la guerra plantean riesgos particulares para las empresas y pueden poner en peligro la actividad comercial.
“la tecnología ha permitido a los individuos ejercer una influencia sustancial a través de ciberataques que pueden paralizar empresas e infraestructuras críticas”
En estos escenarios quedan paralizados los modelos de guerra clásica, el derecho internacional y las Convenciones de Ginebra. Las campañas de acción psicológica comunicacional que tienen como escenario subyacente afectar a sectores como los medios de comunicación y los seguros, que dependen de la estabilidad de las inversiones a largo plazo, pueden perturbar la reputación de las empresas y causarles un grave daño. La existencia de múltiples amenazas híbridas crea un “continuo de conflictos” por el que se debe aprender a navegar.
Dominio horizontal y vertical
En medio de esta multiplicación de actores que participan en la geopolítica, los dispositivos conductuales son inestables y el deslizamiento hacia resoluciones de desequilibrio en contextos no-cooperativos, son riesgos que siempre están vigentes. El análisis de los procesos y trayectorias del sistema internacional no se reduce a las categorías relacionantes de cooperación o conflicto entre sus actores, sino que se extiende a las estructuras que conforman los sistemas socioeconómicos y políticos al relacionarse entre sí.
“La realidad muestra que las grandes corporaciones siguen ganando poder pese a la incertidumbre global”
Raymond Aron, en su libro La República Imperial (1973,1976), expuso que el sistema internacional podía ser estudiado desde una doble fragmentación. El dominio horizontal que representa al despliegue de los subsistemas en el escenario geográfico, siendo el actor dominante el Estado-Nación y el dominio vertical que implica otro orden de relaciones: los universos de las relaciones transnacionales y transgubernamentales de los Estados con los actores no estatales e incluso con los individuos, donde también identificó una zona a la que denominó “la jungla de los monstruos fríos”, en la cual los actores centrales son las empresas transnacionales.
Conclusiones
Finalmente, el sistema internacional del siglo XXI está cada vez menos centrado en el Estado-Nación, los conflictos incluyen más actores y vectores de amenaza. La tecnología y la globalización permite a actores no estatales, corporaciones y conglomerados de empresas transnacionales, e incluso individuos afectar los flujos financieros, los mercados de índices tecnológicos, los negocios a futuro, las inversiones directas y redefinir la geopolítica global.
La geoestrategia es un concepto relacionado con la guerra y los negocios. Los negocios pueden simular modelos de juegos de guerra, donde la utilización de los conceptos propios del análisis estratégico otorga una mirada complementaria a los estudios de mercado.
Es Doctor en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador, Argentina), Master of Strategic Studies and Defense (China's National Defense University) y Master en Planeamiento Estratégico y Dirección por Objetivos del Instituto Internacional de Estudios Globales para el Desarrollo Humano (España). Asimismo, tiene un tercer Master of Strategic Studies (US National Defense University, Estados Unidos) y es Lic. en Estrategia y Organización del Instituto de Estudios Superiores del Ejército argentino. Asimismo, es miembro del Consejo Asesor Académico de la Facultad del Ejército, es profesor en el doctorado en Defensa de dicha entidad, profesor invitado en la Universidad de Cuyo y de la Universidad Católica de Córdoba, e integra el Consejo Asesor de la Fundación CIEPEI (Centro de Investigación en Estudios Políticos Económicos e Internacionales).