Agroindustria en la producción y exportación de granos y oleaginosas

Mirgor

La producción y exportación de granos y oleaginosas constituye una parte significativa de la agroindustria global. Los granos, incluyendo cultivos como trigo, arroz, maíz y cebada, y las oleaginosas, como la soja, el girasol y el canola, son componentes fundamentales de las dietas humanas y animales, así como insumos cruciales para diversas industrias. 

Las entidades agroindustriales involucradas en el cultivo, procesamiento, distribución y comercio de estas materias primas desempeñan un papel crucial en garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo económico en todo el mundo.

En Argentina, el sector agrícola ha experimentado logros históricos en la producción de granos. Destacan especialmente los casos del trigo y la cebada, cuyas cosechas han alcanzado niveles de producción inéditos hasta la fecha.

La producción estimada de trigo se ha mantenido en el volumen de 22,1 millones de toneladas, lo que refleja un crecimiento del 25,6% en comparación con el año previo. Paralelamente, en lo que respecta a la cebada, se ha estimado una producción de 5,2 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 30% interanual.

El acumulado del saldo en el mercado de cambios en el sector de oleaginosas y cereales ha alcanzado su punto máximo en términos históricos, situándose en US$ 5.056 millones. Este valor señala un incremento del 8,5% con respecto al récord previo registrado en el año 2016.

El robusto impulso de los precios internacionales de las principales commodities de exportación, como el trigo, la soja y el maíz, proporciona una base sólida por la cual países como Argentina pueden mantener estables los precios internacionales, sin embargo, persiste cierta incertidumbre respecto a la capacidad de la oferta para satisfacer la demanda en un contexto de dificultades derivadas de la sequía en toda Sudamérica.

Agroindustria granos
Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, República Argentina

En términos globales, según el último pronóstico de la FAO, la producción mundial de cereales en 2023 ha experimentado un incremento de 5,9 millones de toneladas (0,2%) en julio en comparación con el mes anterior.

Este aumento sitúa la producción en 2.819 millones de toneladas, lo que representa un aumento interanual del 1,1% y un máximo histórico. Esta mejora se debe principalmente a las perspectivas optimistas en torno a la producción mundial de trigo, con un incremento del 0,9% hasta alcanzar los 783,3 millones de toneladas. Aunque este número está por debajo del récord registrado en 2022, la tendencia es positiva.

El pronóstico de la FAO para el comercio mundial de cereales en el ciclo 2023/24 indica una disminución del 0,9% en comparación con el nivel de 2022/23, a pesar de una revisión al alza de 1,1 millones de toneladas (0,2%) realizada este mes, principalmente relacionada con el trigo. Se ha incrementado el pronóstico sobre el comercio mundial de trigo en 2023/24 a 195 millones de toneladas, lo que todavía implica una contracción del 3,4% en comparación con el récord de 2022/23.

Asimismo, el pronóstico sobre la utilización mundial de cereales en 2023/24 ha experimentado un ligero aumento (1,5 millones de toneladas, es decir, un 0,1%) desde junio, estimándose en 2.805 millones de toneladas, un 0,9% más que en 2022/23. Este aumento se debe a una revisión al alza de 2,3 millones de toneladas en la utilización de trigo, principalmente debido a un uso mayor como pienso de lo previsto previamente. En consecuencia, el pronóstico de la utilización total de trigo para 2023/24 se ha elevado a 783 millones de toneladas, un 0,3% más que en 2022/23.

Es evidente que la producción de granos y oleaginosas se encuentra en uno de los mejores momentos históricos, impulsada por distintos elementos que convergen para generar un panorama de crecimiento y oportunidades en la agroindustria a nivel global.

Factores que impulsan la producción

La agroindustria involucrada en la producción de granos y oleaginosas ha experimentado un notorio aumento gracias a una serie de factores que han ejercido una influencia significativa tanto en la demanda como en la oferta de estos productos. 

Estos elementos han generado un entorno altamente propicio para el crecimiento y el desarrollo de la esfera productiva.

En primera instancia, el crecimiento poblacional constituye uno de los principales impulsores. El constante aumento de la población mundial ha generado una demanda creciente de alimentos, entre los cuales los granos y las oleaginosas desempeñan un papel esencial como componentes fundamentales de cualquier dieta. 

Con el incremento continuo de la población, la necesidad de alimentos nutritivos y de calidad se acrecienta de manera paralela. Este incremento en la demanda ha catalizado una producción y un comercio vigorosos, orientados a satisfacer las necesidades alimentarias globales.

Por otro lado, las preferencias alimentarias están experimentando una transformación conforme las personas buscan dietas más saludables y equilibradas. La conciencia cada vez mayor sobre los beneficios asociados a una dieta rica en proteínas ha llevado a una demanda en ascenso de oleaginosas, como la soja, que constituyen una fuente vital de proteínas de origen vegetal. 

Agronegocios: la importancia de agregar valor a las materias primas con un fin exportador

Este cambio en el consumo ha inyectado nueva fuerza a la producción de oleaginosas, en pos de atender la demanda global de alimentos provenientes de fuentes vegetales.

En una perspectiva diferente, la creciente preocupación por la seguridad energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero ha conducido al desarrollo de biocombustibles a partir de materias primas agrícolas. 

La producción de este tipo de combustibles, como el biodiésel y el bioetanol, ha estimulado una mayor demanda de materias primas para fines energéticos, lo que ha ejercido un impacto directo en la agroindustria y ha influido en la dinámica de la oferta y demanda.

De igual manera, los avances tecnológicos en la agricultura han ejercido un impacto en las prácticas de cultivo y producción. La agricultura de precisión, mediante el empleo de sensores, drones y análisis de datos, permite tomar decisiones más eficaces en tiempo real, optimizando la gestión de recursos como agua, fertilizantes y pesticidas.

La introducción de cultivos genéticamente modificados (OGM) ha reforzado la resistencia a plagas y enfermedades, resultando en un aumento en la productividad. Por añadidura, la implementación de maquinaria avanzada y la automatización han logrado optimizar los procesos de cultivo y cosecha.

Estos factores han convergido para impulsar el crecimiento y la evolución de la agroindustria. La interacción entre la demanda en ascenso, los cambios en las preferencias alimentarias, los avances tecnológicos y la necesidad de abordar desafíos de alcance global, como la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, ha engendrado un panorama dinámico en el cual la agroindustria desempeña un rol fundamental.

Los desafíos que enfrenta la agroindustria

Con el aumento en la demanda y producción en las últimas décadas, diversos desafíos han surgido para el sector agroindustrial, que actualmente se encuentran entre lo prioritario a resolver por los distintos actores. 

Los patrones climáticos impredecibles, las sequías y las temperaturas extremas han impactado negativamente en los rendimientos, haciendo necesaria la implementación de estrategias de adaptación. La disponibilidad limitada de agua y tierras cultivables presenta un desafío importante, requiriendo una gestión de recursos sumamente eficiente.

En el mismo orden de ideas, la amenaza de plagas y enfermedades se erige como un factor crítico que inflige daños significativos a los cultivos. Como contramedida, se demandan estrategias de manejo de plagas eficaces para salvaguardar la producción.

Asimismo, la volatilidad de los precios de las materias primas y la fluctuante dinámica del mercado ejercen una influencia significativa en la rentabilidad y la gestión del riesgo.

agroindustria Mirgor

Por otro lado, la garantía de prácticas sostenibles emerge como un imperativo fundamental para contrarrestar la degradación ambiental y preservar de manera efectiva los valiosos recursos naturales.

Estos desafíos requieren la concurrencia de todos los actores de la industria, para poder desarrollar soluciones innovadoras y sostenibles que permitan superar los obstáculos y asegurar un futuro resiliente y próspero en la producción agroindustrial.

Avances tecnológicos para mejorar la productividad

La integración tecnológica en la agroindustria ha transformado la forma en que se producen y gestionan los cultivos, mejorando la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad. 

Estos avances tecnológicos han cambiado la perspectiva en la cual se enfrentan los desafíos agrícolas y están impulsando la evolución de prácticas más inteligentes y eficientes.

La biotecnología ha posibilitado la creación de los ya mencionados OGM, los cuales presentan características específicas tales como resistencia a enfermedades, tolerancia a condiciones climáticas adversas y una mayor calidad nutricional. 

Adicionalmente, la edición genética ha agilizado la capacidad de modificar genes en las plantas con precisión y eficacia. Estos logros han culminado en la producción de cultivos más resilientes y nutritivos, generando beneficios tanto para los agricultores como para los consumidores.

La agricultura digital, también reconocida como agricultura de precisión, se basa en la implementación de tecnologías como sensores, drones y análisis de datos para optimizar la toma de decisiones en el ámbito agrícola. 

agroindustria Mirgor

Los sensores instalados en el suelo y en las plantas recaban información sobre humedad, nutrientes y condiciones climáticas, permitiendo a los agricultores ajustar de manera precisa la cantidad de agua y fertilizantes aplicados. Los drones, por su parte, realizan inspecciones aéreas para supervisar la salud de los cultivos y detectar a tiempo problemas como enfermedades o deficiencias nutricionales. La recopilación y análisis de datos en tiempo real posibilitan una gestión de cultivos más efectiva y la reducción de riesgos.

La robótica y la automatización están revolucionando las tareas agrícolas laboriosas y repetitivas. Los robots pueden ejecutar operaciones como la siembra, cosecha y monitoreo de cultivos con mayor precisión y eficiencia que la fuerza laboral humana, cuyo rol se ve modificado. La automatización también se extiende a la administración de sistemas de riego y a la aplicación de productos fitosanitarios, lo que disminuye la exposición a sustancias químicas y mejora la eficacia de los procesos.

En suma, estos avances tecnológicos están allanando el camino hacia una agricultura más inteligente y sostenible al optimizar la utilización de recursos, disminuir el impacto ambiental y elevar la productividad. 

La agroindustria está atravesando una fase de transformación, en la cual la tecnología desempeña un papel fundamental para afrontar los desafíos actuales y futuros en la producción de alimentos.

La agroindustria es un sector crucial que aborda las demandas de una población global en crecimiento. A pesar de los desafíos, las prácticas sostenibles y las innovaciones tecnológicas están moldeando el futuro de la industria. Esfuerzos continuos para equilibrar la producción, la sostenibilidad ambiental y el crecimiento económico son esenciales para garantizar la resiliencia de la agroindustria ante las cambiantes dinámicas globales.

+ posts

Buscá en Reporte Asia