¡Hola amigos! Días atrás hablamos sobre el Pabellón de Oro Kinkakuji en Japón. Hoy vamos a hacer lo propio con su hermano menor, el Pabellón de Plata o Ginkakuji.
Este templo, que siempre vivió a la sombra del archifamoso Pabellón de Oro es más modesto, pero no por eso menos majestuoso. Fue levantado en el período Muromachi por el shogun Ashikaga Yoshimasa.

En 1482 quiso emular el Pabellón Dorado, erigido años antes por su abuelo. Lamentablemente, el joven shogun no consiguió la plata para cubrir las paredes del pabellón, así que, si bien conservó el nombre, no se ve plata en ninguna parte de su construcción. Este pabellón servía para descanso y alojamiento del shogun, y a su muerte se transformó en un apacible templo budista de la secta Rinzai, que tomaría el nombre de Jishoji.

A diferencia de su hermano mayor, este edificio sobrevivió al tiempo y no se trata de una réplica. Lamentablemente en ninguno de los dos está permitido el acceso al público, así que solo pude disfrutar de su bella vista exterior.
En 1482 quiso emular el Pabellón Dorado, erigido años antes por su abuelo
En los apacibles jardines de Ginkakuji, se pueden apreciar verdaderas rarezas naturales, como el jardín de musgo con estanques, arroyos, puentes y piedras, armoniosamente diseminados entre setos, bambúes y camelias.

O el jardín de arena blanca conocido como “Mar de Plata”, con un extraño cono de dos metros de altura en su centro llamado “Plataforma de Observación de la Luna”, que algunas versiones sostienen que es un símbolo que representa al monte Fuji.
Te invitamos a conocer el templo budista Rokuonji, más conocido como Kinkakuji
Caminando por senderos, se puede llegar a la base del cerro que se encuentra a espaldas del templo y desde allí, apreciar hermosas vistas de todo el recinto y de la ciudad de Kioto al fondo. Una de las construcciones del templo es un salón llamado Togudo donde hay una estatua del shogun y una sala de té que es considerada el modelo original en que se basaron las salas de té de todas las épocas posteriores.


Lamentablemente tampoco se puede acceder a ella. Detrás del Togudo hay un curso de agua de donde se dice que el shogun se abastecía para hacer su té. La simpleza y humildad de este lugar es muy valorada por el ciudadano japonés, aún más que el lujo y vistosidad del Pabellón Dorado.
Una de las construcciones del templo es un salón llamado Togudo donde hay una estatua del shogun
Quizá porque define mucho mejor los valores esenciales del budismo que guían las conductas de este pueblo. El shogun Yoshimasa sería recordado como el peor general de su tiempo, ignorando los conflictos de su pueblo, que desembocaron finalmente en la guerra Onin.

Una guerra que prácticamente destruyó Kioto, pero también fue, casi sin quererlo, la mayor inspiración de la cultura y estética japonesas. Se puede decir que fue en este lugar, con una profunda atmósfera espiritual, donde nacieron el pensamiento y los valores del pueblo japonés que perduran hasta la actualidad.
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¡Hasta la próxima!