Pakistán ha sufrido catastróficas inundaciones se han cobrado la vida de más de 1500 personas, han desplazado a casi 8 millones de personas y han dejado a muchas personas más en zonas aún anegadas y sin refugio, alimentos, agua potable y medicamentos. En medio de este caos, Fouzia Yasmin dirige los esfuerzos de varios programas de socorro para ayudar a las victimas.
Sumadas a las consecuencias de los desastres naturales, las mujeres y las niñas de Pakistán se enfrentan a riesgos adicionales para su seguridad.
“La destrucción de la infraestructura y la falta de recursos globales han hecho que sea extremadamente difícil llegar a zonas lejanas, y las inundaciones han puesto en peligro los sistemas de atención médica y el apoyo comunitario, lo que deja a las mujeres y las niñas en un mayor riesgo de violencia”, explica Fouzia.
Fouzia es la gerente principal de la organización paquistaní de salud mental Rozan, que dirige un proyecto en los distritos de Hyderabad y Sukkur de Pakistán, financiado por el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer, cuyo objetivo es mejorar el apoyo institucional proporcionado a las mujeres sobrevivientes de la violencia en el ámbito privado cuando salen de refugios temporales y seguros.
El proyecto se centra en el desarrollo de la capacidad de quienes proveen los servicios, lo que les permite ofrecer servicios de asistencia especializados, entre ellos, refugio, asistencia médica, legal y psicológica, y capacitación vocacional, que pueden ayudar a las mujeres sobrevivientes a encontrar oportunidades de trabajo y establecer sus propias empresas una vez que abandonan el refugio.
Desde 2019, la organización dirigida por mujeres también ha llevado a cabo campañas de sensibilización para transformar las percepciones perjudiciales de las sobrevivientes y asegurar que puedan regresar con seguridad a sus comunidades.
Además, el equipo de Rozan ha capacitado a 72 personas proveedoras de servicios en normas éticas y protocolos a fin de que estén mejor preparadas para trabajar con las sobrevivientes.
Pero la destrucción provocada por las inundaciones ha perturbado gravemente las actividades y servicios de Rozan.
“Ha sido muy difícil para las organizaciones comunitarias, que comprenden las situaciones y los desafíos locales, abordar las necesidades específicas de las mujeres y las niñas”, dice Fouzia.
Las inundaciones no sólo ocasionan que se reduzcan los servicios de asistencia disponibles, sino también que crezca su demanda.
El aumento de las tensiones, el miedo y la incertidumbre, junto con la pérdida de ingresos, están provocando una mayor violencia contra las mujeres y las niñas, en especial, la violencia por parte de parejas y otros miembros masculinos de la familia.
También se han denunciado casos de acoso y violencia sexual, a raíz de disputas por los alimentos y otros artículos esenciales. A medida que aumenta la inseguridad alimentaria, las jóvenes en particular corren un mayor riesgo de sufrir violencia, incluida la explotación sexual y el matrimonio forzado “a cambio de dinero para comprar alimentos para el resto de la familia”, explica Fouzia.
El apoyo del Fondo Fiduciario de la ONU ha permitido a Rozan dirigir campañas de ayuda para paliar los efectos de las inundaciones basadas en evaluaciones de las necesidades de las mujeres y las niñas, y proporcionar kits de dignidad y suministros médicos y de supervivencia básicos a las comunidades asentadas en campamentos y refugios temporales.
El equipo de psicólogas y psicólogos de Rozan también ha estado proporcionando apoyo emocional y psicosocial a estas comunidades para abordar los problemas de estrés y conmoción.
Florencia Masri es co-fundadora de Rimas Producciones, presidente de Falcon Properties, y madre de 6 hijos.