
¿Se abrirá más China al resto del mundo, como han repetido incansablemente sus dirigentes en público, o está a punto de cerrar sus puertas, como muchos han temido en privado, debido a las incertidumbres internas y externas?
Estas dos preguntas, aparentemente contradictorias, han estado latentes durante casi tres años, ya que China se ha aislado en gran medida del mundo exterior a través de sus duras políticas de “covid cero” y mientras las tensiones con Estados Unidos han aumentado drásticamente.
Ahora son aún más importantes, ya que el Partido Comunista de China entra en la recta final de los preparativos para su 20º congreso el mes que viene, en el que se espera que Xi Jinping consolide su estatus como el líder más poderoso del país en las últimas décadas al conseguir un tercer mandato como jefe del partido que rompa las normas.
Todo esto ayuda a explicar por qué un reciente artículo académico sobre las pasadas políticas a puerta cerrada del país ha causado tanto revuelo en China y en el extranjero, ya que saca a la luz las preocupaciones sobre la amplia dirección política de Pekín.
El artículo, cuyo título puede traducirse aproximadamente como “Una nueva mirada a la política aislacionista de las dinastías Ming y Qing“, sostiene que los gobernantes feudales de China de los siglos XVI al XIX no siguieron una política de aislamiento total, como se cree, sino una de “autorrestricción” destinada a proteger los intereses nacionales y la soberanía del país, y a evitar la invasión y colonización occidentales.
Concluyó que las restricciones voluntarias en la apertura de fronteras tenían sentido histórico, aunque esas políticas contribuyeron al declive de China porque sus gobernantes se negaron a aceptar la tecnología y el armamento avanzados de Occidente.
El artículo, de 15.000 palabras, se publicó por primera vez en una oscura revista llamada “Historical Research” en junio y probablemente sólo habría sido de interés para un pequeño círculo de académicos, si no hubiera sido compartido en las redes sociales por la Academia China de Historia, afiliada al Estado, que encargó el artículo.
Desde entonces, se ha hecho viral, desatando un intenso debate en la red no sólo sobre lo que realmente quiere decir el artículo, sino también sobre el compromiso de China con la reforma y la apertura.
Para muchos críticos, el artículo es un descarado intento revisionista de poner en entredicho la narrativa oficial predominante de que los gobernantes feudales de las dinastías Ming y Qing aplicaron deliberadamente políticas de puertas cerradas, que fueron las responsables de la decadencia de China y de que ésta se viera obligada a abrirse a través de las guerras del opio y sus consecuencias.
Algunos fueron aún más lejos al sugerir que la publicación del artículo era una señal de que las autoridades chinas planeaban utilizar el revisionismo histórico para señalar que podrían haberse replanteado la política de puertas abiertas de China en un momento en que el partido ha reforzado los controles autoritarios en todos los niveles de la sociedad y se enfrenta a un entorno internacional hostil sin precedentes en los últimos tiempos.
Los defensores de esta teoría señalan el estatus de la Academia China de Historia como un instituto de alto nivel formado en 2019 con la bendición de los altos dirigentes.
Argumentan que la política extrema de China, que ha cerrado en gran medida el país del resto del mundo desde hace casi tres años, podría ser vista como un experimento para probar la resistencia de la economía china.
Pero otros comentaristas han desestimado esas críticas y preocupaciones como gente que hace montañas de un grano de arena y han argumentado que el artículo era un mero ejercicio académico de estudio del pasado del país.
se ha hecho viral, desatando un intenso debate en la red no sólo sobre lo que realmente quiere decir el artículo
Este autor tiende a estar de acuerdo con esta última opinión. De hecho, el artículo en cuestión está bien investigado y equilibrado, articulando de forma sucinta y convincente las razones y destacando los fracasos de aquellas políticas feudales. Pero no hay que descartar de plano el preocupante sentimiento que emana del debate.

A medida que aumentan las tensiones, China pivota hacia adentro
El hecho de que este artículo académico haya podido suscitar reacciones tan fuertes en el país y en el extranjero es realmente notable y da mucho que pensar. Hasta hace poco, era casi impensable que la política de puertas abiertas de China, adoptada por Deng Xiaoping hace más de 40 años, pudiera ponerse en duda. Al fin y al cabo, la política de reforma y apertura allanó el camino para el despegue económico de China. Ahora el país tiene la segunda economía del mundo y es la mayor nación comercializadora de bienes.
Los máximos dirigentes de China, incluidos Xi y el primer ministro Li Keqiang, han asegurado en repetidas ocasiones que el país no cerrará sus puertas. De hecho, han dicho que se abrirá más al mundo exterior.
Pero en los últimos años, sus promesas han sido recibidas con creciente escepticismo. Xi no ha dejado de insistir en la autosuficiencia y la autonomía en materia de desarrollo económico y tecnológico, al tiempo que ha impulsado una economía de doble circulación que dependa menos de la tecnología y el consumo extranjeros.
El giro económico de China hacia el interior se ha producido en medio de crecientes tensiones geopolíticas y comerciales con Estados Unidos, que ha empezado a imponer restricciones a las exportaciones de componentes críticos, incluidos los semiconductores.
El giro hacia el interior también va acompañado de una serie de políticas internas, como la campaña de prosperidad común y las medidas reguladoras en sectores que van desde la tecnología hasta la educación privada, dirigidas principalmente a las empresas no estatales.
Además, las estrictas políticas chinas de “covid cero” celo han reducido al mínimo las interacciones con la comunidad internacional.
Todos estos acontecimientos han contribuido a conjurar la aterradora percepción de que China está retrocediendo hacia el aislamiento.
Los máximos dirigentes chinos están sometidos a una creciente presión para contrarrestar esta percepción. El miércoles, Li Zhanshu, el tercer dirigente chino, visitó Rusia, convirtiéndose en el funcionario de mayor rango del país que viaja al extranjero desde los primeros días de la pandemia. Al parecer, Xi asistirá a la cumbre de líderes del G20 en Bali en noviembre.
la política de reforma y apertura allanó el camino para el despegue económico de China
Mientras tanto, se espera que el congreso del partido, que comenzará el 16 de octubre, escuche un discurso político de Xi en el que se expondrán las prioridades de China para los próximos cinco años o incluso más.
A menos que los dirigentes chinos aporten la tan necesaria claridad y acompañen sus promesas con acciones concretas, el malestar y la preocupación que emana del debate sobre las políticas aislacionistas del pasado no cesarán.
Nota: El artículo fue publicado originalmente en inglés en el portal SCMP, y la reproducción del mismo en español se realiza con autorización directa del autor. Link al artículo original: https://www.scmp.com/week-asia/opinion/article/3191934/china-closing-its-doors-its-leaders-say-no-actions-speak-louder
Ex editor en jefe del South China Morning Post (SCMP). Tiene una maestría en periodismo y una licenciatura en inglés. Durante 20 años se desempeñó en el China Daily y fue corresponsal de la BBC China. Ahora reside en Beijing como asesor editorial del SCMP.