La solicitud de ingreso de China al CPTPP y la reconfiguración geopolítica asiática

China CPTPP
Imagen: CGTN

El impulso del tratado de Asociación Transpacífico (TPP) bajo la administración estadounidense de Barack Obama denotó la proyección del pivote asiático con el propósito básico de evitar que China tomara el liderazgo en las reglas del comercio mundial. Junto a Washington se enrumbaron Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Sin embargo, el arribo de Donald Trump a la presidencia en 2017 condujo al retiro estadounidense del TPP, mientras, Japón y el resto decidieron continuar y transformarse en el Acuerdo Progresivo e Integral de Asociación Transpacífico (CPTPP).

Tras la finalización de las negociaciones, los restantes miembros dejaron abierta la posibilidad del ingreso de China y el retorno de Estados Unidos. En ese sentido el 16 de septiembre de 2021, Beijing solicitó formalmente su ingreso al CPTPP. La nación asiática en el contexto actual impulsa las tendencias de apertura, aun cuando se perciba un aparente cierre de su economía como medida de protección por la COVID-19. Para entender esta supuesta contradicción, hay que analizar el modelo de desarrollo de economía de doble circulación que promueve Beijing y su voluntad de concretar la Asociación Económica Regional Integral (RCEP).

China solicita oficialmente unirse al CPTPP

China también está impulsando en el marco del Foro Económico Asia Pacífico (APEC) la creación de un Acuerdo de Libre Comercio Asia Pacífico (ALCAP). Sin embargo, aunque Beijing está consciente de la escasa oportunidad de concreción actual, una alternativa para avanzar en ello es incorporándose al CPTPP que cuenta con integrantes asiáticos y latinoamericanos, sin hablar de los que ya han mostrado su voluntad en adherirse.

Corea del Sur, Filipinas, Tailandia y el Reino Unido expresaron entre febrero y octubre de 2021 el deseo de unirse al CPTPP. Este último incluso recibió el visto bueno para iniciar las negociaciones en junio de 2021, pero la mayor atención la recibió el territorio de Taiwán al anunciar incorporarse al megacuerdo luego de la decisión china.

La solicitud oficial china de ingresar al CPTPP mediante procedimiento de entrega de la petición al depositario del megacuerdo, Nueva Zelanda, valida su posición con respecto a la apertura. Beijing ya tiene acuerdos con siete de los 11 miembros del CPTPP, que también participan en RCEP.

Por tanto, su ingreso implicaría la ampliación de su relacionamiento fundamentalmente con los países americanos miembros. Desde 2013, Beijing estuvo estudiando detenidamente el proceso de negociaciones del TPP. En 2020, durante la cumbre virtual de APEC, el presidente Xi Jinping expresó que China consideraría la posibilidad de unirse al grupo comercial regional.

El proceso se intensificó a principios de 2021, cuando nombró un representante de comercio internacional. Este constituye el principal funcionario a cargo de negociaciones de acuerdos comerciales, después de que el puesto estuviese vacante durante más de dos años. En tanto, el Ministerio de Comercio chino puso a disposición en su sitio web los textos traducidos de todos los capítulos del CPTPP, las que han sido señales de un seguimiento continuo que culminó con la solicitud formal de adhesión.

Beijing ya tiene acuerdos con siete de los 11 miembros del CPTPP, que también participan en RCEP

A pesar de las preocupaciones sobre su estrategia de “circulación dual” orientada hacia el interior, China ha estado trabajando en el perfeccionamiento de los mecanismos arancelarios, favoreciendo la apertura comercial y de inversión para facilitar la negociación de su entrada al pacto comercial transpacífico. A nivel internacional, esta medida es una continuación de la estrategia de China de ser más activa en la elaboración de normas internacionales, luego de la conclusión del RCEP con sus vecinos asiáticos y el Acuerdo Integral sobre Inversiones con Europa ambos en 2020.

Además, es probable que las consideraciones políticas internas impidan que Estados Unidos regrese al CPTPP en el corto plazo. Esto crea una ventana de oportunidad perfecta para que China maniobre su camino hacia un pacto comercial que, irónicamente, fue creado por Estados Unidos para contener a China.

Por supuesto que debe entenderse que la solicitud de China al CPTPP, no significa de por sí la entrada. Además, en medio de la confrontación sino-estadounidense, algunos de sus aliados manifiestan algunas posiciones resistentes, como el Reino Unido que sin ser miembro aun ya está planteando que hay que poner condiciones. Australia, por su parte, se mueve en la misma sintonía y hasta pudiera utilizar su facultad de veto para impedir su entrada. Este último tendría que evaluar sus costos económicos, que de por sí ya son altos por priorizar la seguridad con Washington en detrimento de las buenas relaciones con su socio económico principal China y principal mercado de exportaciones.

Las tensiones entre China y Australia crecen en la OMC

No puede subestimarse y cabría preguntarse hasta qué punto podría aplicarse el artículo 32.10 del Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC), en el que Washington incorporó la cláusula de que los participantes no podrían establecer acuerdos de libre comercio con países considerados como “no economías de mercado”. Si bien desde el 2016 China en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) debió ser reconocido como tal, un grupo de países encabezados por el propio Estados Unidos y la Unión Europea (UE) no lo han hecho. Es decir que el ingreso chino al CPTPP deberá enfrentar diversos desafíos.

Es probable que los debates entre los miembros del CPTPP y las dificultades para emprender reformas económicas demandadas obstaculicen la entrada de Beijing en el acuerdo. Sin embargo, en el plazo inmediato, constituye una astuta maniobra diplomática y estratégica en el tablero de ajedrez del Indo-Pacífico. Beijing solicitó formalmente la admisión a través de la Nueva Zelanda antinuclear como depositario un día después del anuncio del pacto AUKUS entre Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos que transferirá el submarino nuclear estadounidense a Canberra.

Económicamente, China puede utilizar el CPTPP como presión externa para impulsar reformas. La membresía china al CPTPP significaría disciplinas sobre empresas estatales, la introducción de nuevos derechos laborales, estándares ambientales más altos, libre flujo de datos y apertura de la contratación pública a la competencia extranjera. Esos son grandes obstáculos para la membresía, pero son consistentes con la agenda de reforma económica de Prosperidad Común de China.

debe entenderse que la solicitud de China al CPTPP, no significa de por sí la entrada

La entrada china en el CPTTP en ausencia de los Estados Unidos podría verse como la creación de un “RCEP-II” avanzado, siempre que las cláusulas firmadas en el “RCEP-I” se actualicen para que coincidan estrechamente con las de los capítulos del CPTPP. Un CPTPP ampliado, con la reincorporación de los Estados Unidos y la recién incorporada China, junto con otros participantes deseados de RCEP, podría conducir a un ALCAP.

Debería ser bienvenido como un bloque de construcción ideal hacia la estancada búsqueda de la OMC de un multilateralismo con el principio de nación más favorecida.

Algunos expertos afirman que China está motivada por una agenda de reforma nacional, que hace referencia a los altos estándares del CPTPP. Pero queda por ver cómo lleva a cabo sus reformas internas para cumplir con los requisitos de entrada al CPTPP. En medio de la desafiante e impredecible circunstancia, una pronta conclusión del acuerdo comercial trilateral entre China, Japón y Corea del Sur (CJK), en negociación desde 2012 a pesar de las acrimonias trilaterales intrínsecas, podría ayudar a acelerar la convergencia de los dos megacuerdos. Los líderes del CJK ya se comprometieron a lograr un “entorno de comercio e inversión libre, no discriminatorio, transparente, predecible y estable” en la Cumbre Trilateral de Chengdu en 2020. 

AUKUS: nuevas asociaciones en un Indo-Pacífico en formación

El ingreso al CPTPP ha devenido en una confrontación geopolítica que trasciende el plano económico-comercial para caer en el político-diplomático. Se abrió un nuevo frente de confrontación entre China y el territorio de Taiwán cuando ambas partes presentaron su solicitud de ingreso al CPTPP. Taipéi presentó su solicitud seis días después que Beijing.

Ante la negativa china del ingreso de Taiwán, Japón argumenta que el CPTPP también prevé la posible participación de “territorios aduaneros separados”, fórmula con la que Taipéi ingresó a la OMC. La brecha a cerrar en el cumplimiento de los estándares CPTPP es mucho más estrecha para Taiwán, y su destreza en semiconductores constituye un caso atractivo para la membresía con el fin de fortalecer las cadenas de suministro.

Pero en esta era de competencia entre grandes potencias, el modelo de adhesión a la OMC (con la entrada de China y Taiwán coreografiados en secuencia) probablemente no se mantendrá. La geopolítica ha descendido con toda su fuerza al CPTPP. La administración de Biden ha indicado que no buscará la membresía de CPTPP. Sin embargo, Beijing ha puesto en evidencia la ausencia de Washington en los grandes acuerdos comerciales regionales, que están profundizando cada vez más la integración económica asiática. A pesar de los impactos socioeconómicos negativos que pueden generar el CPTPP para Estados Unidos y la negativa de este de entrar por diversas razones, lo cierto es que Washington no tiene una respuesta económica para poder evitar el avance chino.

La decisión china de solicitar ingreso al CPTPP debería ser un recordatorio agudo tanto para los republicanos como para los demócratas de que si Estados Unidos se toma en serio competir con China en el Indo-Pacífico, debe enfrentar una realidad central: habiéndose retirado del TPP, Estados Unidos todavía no tiene una estrategia comercial para respaldar su postura militar en la región.

Algunos expertos afirman que China está motivada por una agenda de reforma nacional, que hace referencia a los altos estándares del CPTPP

China es el principal socio comercial de muchos países del Indo-Pacífico. El tamaño de la economía de China, así como su ambición militar y geoestratégica, significa que Beijing estará en el centro del debate sobre todos los problemas regionales y globales del siglo XXI, desde el cambio climático hasta el comercio. Su capacidad para influir en los resultados de esos problemas estará determinada por el grado y la eficacia del compromiso de Estados Unidos

La decisión china de incorporarse al CPTPP mueve el tablero de ajedrez geopolítico asiático y promueve su reconfiguración. A la vez, determina la relevancia asiática y particularmente de una China en ascenso cada vez más proactiva y dispuesta a asumir su participación en los principales mecanismos de la región.

La ausencia de Xi no significa que China se esté retirando del escenario mundial

Beijing tiene claridad de que su ingreso al CPTPP no será fácil, especialmente a partir de las posiciones de algunos de sus miembros. También es relevante que el solo hecho de proceder al proceso formal de ingreso, es un compromiso chino con la apertura.

En cualquier caso, la solicitud para unirse al CPTPP conducirá a cambios interesantes en la dinámica regional, incluidos ajustes a las estrategias económicas y políticas de muchos países. Aunque algunos han puesto en duda la posibilidad de que China se comprometa a hacerlo, argumentando que las empresas estatales no podrían operar bajo las fuerzas del mercado; hay que tener en cuenta que la nación asiática se benefició considerablemente de la reforma económica emprendida después de su adhesión a la OMC.

Unirse al CPTPP puede ser otro momento decisivo para China. No debe olvidarse que el avance del TPP transformado en CPTPP se desarrolló en el marco de la APEC. El ingreso al CPTPP y la percepción del interés de otros miembros de la APEC, puede ser el camino para poder concretar a futuro la propuesta china del ALCAP.

 

Nota: el presente artículo fue publicado originalmente en el Boletín del Grupo de Trabajo China y el mapa del poder mundial del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Su republicación se realiza con el permiso del autor y los coordinadores. 

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Doctor en Ciencias Económicas (2015) por la Universidad de La Habana. Vicepresidente de Asociación de Amistad Cuba-Vietnam. Investigador Titular y miembro del Consejo Científico del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Jefe del Programa Sectorial de Relaciones Internacionales de Cuba y coordinador nacional de la sección cubana de la Asociación Latinoamericana de Estudios sobre Asia y África (ALADAA). Miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre China en el mapa del poder mundial. Miembro de la Red China-América Latina y el Caribe (REDCAEM). Miembro del Grupo de Trabajo para la inserción de Cuba a la Iniciativa de la Franja y a Ruta. Miembro del Comité Editorial de la Revista Cuadernos de China de Venezuela y de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos (SAEEG). Miembro del Comité Académico y profesor Auxiliar de la Maestría del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba y del Doctorado de Economía Política de la Universidad de La Habana.