Un nuevo informe del Banco Asiático de Desarrollo (ADB) muestra mejoras en el empoderamiento económico de las mujeres del Pacífico, pero advierte de que cerrar la brecha de género será fundamental para impulsar un crecimiento económico inclusivo y sostenible a largo plazo.
El informe, Women’s Economic Empowerment in the Pacific Region: A Comprehensive Analysis of Existing Research and Data, ha sido financiado por la Women Entrepreneurs Finance Initiative (WeFi).
Se basa en más de 200 artículos y estudios publicados y once conjuntos de datos, y detalla los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres para participar plenamente en la economía de la región. Entre ellas se encuentran la baja participación en la población activa, la concentración ocupacional, las diferencias salariales entre hombres y mujeres, las malas condiciones de trabajo, el limitado poder de decisión y el acceso desigual a la formación, el crédito y las oportunidades de empleo.
“Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres es una opción inteligente para los gobiernos del Pacífico, porque la igualdad de género contribuye a un crecimiento económico más inclusivo y sostenible”, declaró Leah Gutiérrez, Directora General del ADB para el Pacífico. “Cerrar estas brechas de género persistentes y fortalecer el entorno propicio para el empoderamiento económico de las mujeres beneficiará a todos”.
El informe muestra un aumento de la participación de las mujeres en la población activa desde 1999. Sin embargo, en relación con los hombres, la participación de las mujeres en la población activa sigue siendo baja, oscilando entre el 84% de las Islas Salomón y el 34% de Samoa.
También muestra que la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo en el empleo femenino y en las empresas dirigidas y propiedad de mujeres.
Es mucho más probable que las mujeres trabajen en la economía informal y soporten una carga desproporcionada de trabajo de cuidados no remunerado, lo que contribuye a aumentar la probabilidad de que vivan en la pobreza. En Fiyi, por ejemplo, el 64% de las mujeres económicamente activas ganan por debajo del umbral de pobreza, frente al 40% de los hombres.
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A pesar de algunos avances hacia la participación económica de la mujer, persisten barreras legales y políticas. Las leyes que obligan a igualar la remuneración por un trabajo de igual valor y la legislación sobre acoso sexual en el lugar de trabajo sólo se han promulgado en un tercio de los países. Aunque los procesos digitales son el cambio positivo más citado en el entorno favorable, las mujeres siguen teniendo menos acceso a la tecnología digital y a la banca móvil que los hombres.
El informe recomienda acciones clave para impulsar el empoderamiento económico de las mujeres, como proporcionar servicios de guardería asequibles y de calidad; reformas normativas, incluida la eliminación de las restricciones legales para que las mujeres trabajen en determinadas industrias en trabajos considerados demasiado peligrosos; y mejorar la inclusión digital y la formación de las mujeres.
Recomienda medidas para apoyar la resiliencia económica y la recuperación de las mujeres tras el COVID-19. También destaca la necesidad de actuar urgentemente para abordar las dimensiones de género del cambio climático que afectarán a las industrias en las que trabajan las mujeres, como la agricultura, la pesca y el turismo.