La política a nivel global tiene momentos liminares que producen cambios y generan nuevas tendencias con impacto estratégico internacional de orden político, económico, socio-cultural. La Caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991) que dieron final a la denominada Guerra Fría, o el ataque a las Torres Gemelas (2001), que crearon un nuevo ambiente de seguridad internacional, constituyen, entre tantos otros momentos medianamente cercanos que generan grandes cambios.
La pandemia de COVID-19, además de los estragos propios de enfermedad y muerte masiva, generó, por las restricciones, un congelamiento del comercio internacional y, consecuentemente un impacto en las economías del mundo, principalmente de los países no desarrollados o en vías de desarrollo, incrementando las desigualdades y la pobreza.
¿Qué dicen los informes del BM y del FMI?
En junio de 2020, el informe Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial (BM) indicaba que el imprevisto impacto y global del COVID-19 y las medidas de suspensión de las actividades que se adoptaron para contenerla generaron una fuerte contracción de la economía mundial, estimada como la peor a la producida en la crisis de 2008 y cualquier otra desde la Segunda Guerra Mundial siendo la peor desde la Gran Depresión de 1929.
Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó la caída del PIB mundial en 3 puntos por cada mes de confinamiento. El Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, planteó el Gran Reseteo, o Gran Reinicio, para transformar el modelo económico capitalista tras la pandemia a partir de fomentar los estímulos fiscales para relanzar la economía y utilizar nuevas variables para medir la capacidad económica de los países, que incluyan división de la riqueza o calidad de vida de los habitantes.
En este sentido, plantea la necesidad de incluir estándares éticos medioambientales, mediante la reducción de emisiones de carbono y fomentar el uso energías renovables y la innovación. Así, concluido este impacto, los países de todo el mundo comienzan a reactivarse nuevamente, pero con nuevas necesidades, perspectivas y tendencias.
Fenómenos globales con impacto local
La globalización ha traído numerosos procesos de carácter general (global) con impactos locales.
En este contexto adquieren mayor significación los estudios globales (global studies) y de carácter geoestratégico como los estudios de las interconexiones entre distintas tendencias a nivel internacional. Estos estudios propenden a identificar escenarios estratégicos del cambio global a nivel micro como macro tanto en relación a los intercambios entre estados, a nivel multilateral o bilateral, las conexiones locales/globales, así como los nuevos actores globales para identificar oportunidades y riesgos en los imprevistos escenarios de cooperación y/o conflicto.
“El Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, planteó el Gran Reseteo para transformar el modelo económico capitalista tras la pandemia a partir de fomentar los estímulos fiscales para relanzar la economía”
Así, surge este análisis crítico de relaciones y problemas globales y sus impactos regionales y locales. Estos estudios globales aportan una visión estratégica general, interdisciplinaria al tiempo que se complementan con los “estudios locales” que incorporan aspectos propios a tener en cuenta al momento de describir los escenarios.
Es donde las agendas globales y locales entran en contacto y refuerzan el propio espacio entendido como “glocal” conforme el término japonés “dochakuka” (“el que vive en su propia tierra”), para realizar estudios de transformaciones recientes en su perspectiva internacional. Este nuevo escenario geopolítico global presenta múltiples cambios propiciados por los actores potencia estableciendo nuevas tendencias geopolíticas y geoeconómicas.

China y su protagonismo global
En este contexto, la República Popular de China está enfocada en expandir su influencia económica, diplomática y militar. Su lógica geoestratégica se materializa en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que el presidente Xi denominó “el proyecto del siglo”; un “cinturón económico de la Ruta de la Seda Terrestre” que se extiende desde China hasta Asia Central y del Sur, Oriente Medio, y Europa, y una “Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI”, conectando a China con el sudeste de Asia, Oriente Medio, África y Europa a través de las principales rutas marítimas.
“En este contexto adquieren mayor significación los estudios globales (global studies) y de carácter geoestratégico como los estudios de las interconexiones entre distintas tendencias a nivel internacional”
Por su parte, la Federación Rusa, aliada de China en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghai (2001) con liderazgo en la Unión Económica Euroasiática (2015), conformada por antiguas repúblicas de la URSS, se suma al proyecto chino al tiempo que activa la ruta del Ártico, propiciando la navegabilidad permanente por aquellas gélidas aguas y conformando un nuevo comando estratégico militar propio en la región para su aseguramiento.
Diplomacia marítima china: ¿un desafío a la potencia hegemónica?
La posición de Estados Unidos
Paralelamente, los Estados Unidos comienzan a reforzar el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (2015) integrado por Canadá, Australia, Brunéi, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Asimismo, EEUU establece una nueva alianza estratégica militar denominada Aukus (Australia-United Kingdom-United States) (2021) con el objetivo de asegurar el tránsito del comercio global en el eje Asia-Pacífico por donde circula las dos terceras partes del comercio con epicentro en el gran desarrollo chino.
“Es donde las agendas globales y locales entran en contacto y refuerzan el propio espacio entendido como “glocal”
Ésta alianza colisionó muy recientemente con el proyecto francés, que tiene presencia en el Pacifico, y un acuerdo vinculante desde 2016 con el país oceánico, que incluía un pedido de una serie de submarinos clase Attack (Convencionales), que ahora ha quedado cancelado, provocando una crisis diplomática entre el país galo y los Estados Unidos, que ha sido calificada como la peor en dos décadas.
La Ruta de la Seda y el Collar de Perlas chino en la región Indo-Pacífico
Por su parte, la Unión Europea, tras el Brexit por el cual el Reino Unido salió de ella, replantea su reposicionamiento desarrollando la denominada autonomía estratégica, la cual comenzó a dar signos con el establecimiento de los dos gasoductos Nord Stream 1 y 2 (inaugurados respectivamente en 2011 y 2021) por medio del Mar Báltico desde Rusia a Alemania, que cuenta con capitales franceses y que fortalece la red de aprovisionamiento terrestre desde Rusia a Europa.
“La Federación Rusa, aliada de China en el marco de la Organización de Cooperación de ShanghAi (2001) con liderazgo en la Unión Económica Euroasiática (2015)… se suma al proyecto chino al tiempo que activa la ruta del Ártico”
Frente a este escenario, EEUU la primera economía mundial (25% del PBI global) recrea su relación de cooperación y competencia con China, segunda economía mundial (17% del PBI global), ambas en pleno crecimiento. Luego constituyen los polos de esta nueva configuración mundial en torno al eje Indo-Pacífico conforme a dos modelos, el capitalismo de mercado y el socialismo con características chinas. Además, ambas potencias son miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y, obviamente integran el selecto grupo de países con desarrollo nuclear militar, así como líderes de las transformaciones científico-tecnológicas globales del siglo XXI.
El “equilibrio de poder”
Estas relaciones entre grandes potencias implican mecanismos de regulación – negociación permanente, lo que Henry Kissinger refería como “equilibrio de poder”. Así, durante este 2021 asistimos a: la llamada telefónica de Biden a Xi Jinping (febrero); los encuentros entre China y EEUU en Alaska (marzo), el encuentro Biden-Putin en Ginebra (junio); la llamada de Biden a Xi Jinping (septiembre y octubre), así como los encuentros (virtuales) entre los líderes ruso y chino en torno a la agenda de temas comunes.
Estas comunicaciones de la denominada diplomacia presidencial configuran una necesaria lectura entendidas como el otrora “teléfono rojo”, creado en 1963 tras la Crisis de los Misiles de Cuba para las comunicaciones entre Moscú y Washington, tendientes a evitar una escalada y conforman una nueva línea de comunicaciones multilaterales (al menos entre los tres grandes e incluyendo a Europa) para reequilibrar cualquier “desequilibrio” propio de la nueva reconfiguración del sistema global. En ese contexto debe leerse (y con múltiples lecturas no contradictorias, pero sí de distintos estándares) la retirada de EEUU en Afganistán.
América Latina, ante los interrogantes que plantea el pos Covid
África y nuestra América Latina, así como el futuro del Continente Antártico, con su nuevo Océano Antártico determinado por la Organización Hidrográfica Internacional (2000) u Océano Austral por la National Geographic (2021), no son ausentes a esos movimientos, corrimientos y reposicionamientos de las grandes potencias.
“Estas relaciones entre grandes potencias implican mecanismos de regulación – negociación permanente, lo que Henry Kissinger refería como “equilibrio de poder”
Por el contrario, son ámbitos de “re-conectividad” tras los confinamientos no solo sociales y locales en cada ciudad y país, sino internacionales en materia de cooperación y comercio internacional, con los consecuentes escenarios “negativos” o de riesgos para otros, lo que genera conflictividades según cada caso.
Durante 2020 pocos países evitaron la recesión como China y Vietnam. El FMI, en su reporte de abril de 2020 titulado “World Economic Outlook: The Great Lockdown”, estimaba que para América Latina la situación resultaría de una tasa negativa de -5.2% en un contexto global que la [Organización Mundial de Comercio (OMC) describía como: “el volumen del comercio mundial en 2020 caerá entre el 13 y el 32%”, impactando significativamente en “el modelo primario-exportador y maquilador adoptado por los países latinoamericanos desde la crisis de la deuda externa”.
Dicho informe estimaba una importante caída de la inversión extranjera directa en la región generando una contracción económica del año 2020 que alcanzó el -7,7%, siendo la mayor caída en 120 años según las proyecciones hechas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Quadrilateral Security Dialogue (QUAD): ¿una estrategia de contención a China?
Un año después, en junio de 2021 el mismo Banco Mundial en su nuevo informe Perspectivas Económicas Mundiales indicaba que muchos mercados emergentes y economías en desarrollo continúan luchando contra la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias. Y que, a pesar de la reactivación, para fin de este año, la producción mundial será alrededor de solo un 2% inferior a lo que se proyectaba antes de la pandemia, previéndose que en 2021 la economía mundial se expandirá un 5,6%, el ritmo posterior a una recesión más acelerado en 80 años.
“Nuestra América Latina, así como el futuro del Continente Antártico… no son ausentes a esos movimientos, corrimientos y reposicionamientos de las grandes potencias”
Por su parte, el BM prevé que China tendrá un repunte del 8,5 % para fines de 2021 a causa de la demanda reprimida y aprecia que los mercados emergentes y las economías en desarrollo, en conjunto, se expandirán un 6 %, impulsados por una mayor demanda y precios de los productos básicos altos, aunque en muchos países la reactivación se está retrasando por el avance de vacunación y resurgimiento de casos de COVID-19.
Perspectivas de Crecimiento por regiones “Global Economic Prospects” World Bank Group (JUN2021)
Región | 2021 | 2022 |
Asia oriental y el Pacífico | 7,7 % | 5,3 % |
Europa y Asia central | 3,9 % | 3,9 % |
América Latina y el Caribe | 5,2 % | 2,9 % |
Oriente Medio y Norte de África | 2,4 % | 3,5 % |
Asia meridional | 6,8 % | 6,8 % |
África al Sur del Sahara | 2,8 % | 3,3 % |
Ampliamente conocido es que la palabra crisis se traduce en chino como 危机 (Wei Ji). El primer carácter Wei, significa peligro, pero el segundo, Ji, quiere decir oportunidad.
Así, el mundo pos crisis del COVID-19 presenta oportunidades y desafíos para nuevos reposicionamientos públicos, de países y privados, de empresas, de comercio internacional, al tiempo que requiere conocer, planificar y actuar, así como prever riesgos. Allí es cuando el conocimiento estratégico sobre los asuntos globales brinda claridad para la decisión.