¿Qué dice el FMI sobre China?

China FMI

El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la consulta del Artículo IV con la República Popular China.

Tras una impresionante recuperación del impacto inicial de la pandemia, el crecimiento de China se ralentizó significativamente en 2022. Sigue bajo presión, ya que las variantes más transmisibles han provocado brotes recurrentes que han mermado la movilidad, la crisis inmobiliaria sigue sin resolverse y la demanda mundial se ha ralentizado. La inversión inmobiliaria se ha contraído alrededor de una quinta parte en los once primeros meses de 2022, en un contexto de intensificación de las tensiones financieras entre los promotores. Se prevé un crecimiento del 2,6% para 2022, que mejorará hasta el 4,2% en 2023, ya que se espera que el levantamiento total de las medidas de contención de la COVID impulse finalmente la demanda privada.

Se espera que las presiones sobre los precios a corto plazo sigan siendo moderadas, ya que la brecha de producción sólo se cerrará gradualmente y los desequilibrios sectoriales entre la oferta y la demanda seguirán siendo pequeños a pesar de la reapertura. Se espera que el superávit por cuenta corriente se reduzca al 1,3% del PIB en 2023, frente al 2,1% en 2022, debido al menor crecimiento de los principales socios comerciales, al gasto relativamente menor en bienes duraderos en las economías avanzadas y a la reanudación gradual de los viajes chinos al extranjero.

En respuesta a la ralentización del crecimiento, las políticas macroeconómicas se volvieron expansivas en 2022. Por el lado fiscal, las principales medidas incluyeron una serie de desgravaciones fiscales y de otro tipo para las pequeñas y medianas empresas (PYME) y el gasto en proyectos de inversión en infraestructuras, estimándose que el déficit primario ajustado en función del ciclo aumentó en 2,2 puntos porcentuales del PIB potencial.

La política monetaria se ha vuelto moderadamente acomodaticia tras la adopción de modestas medidas de flexibilización basadas en los tipos de interés, recortes del coeficiente de reservas obligatorias, ajustes de las políticas de orientación de los tipos de depósito que han contribuido a reducir dichos tipos, y el uso de políticas crediticias para dirigir el crédito hacia las PYME y otros segmentos de prestatarios. Las autoridades han intensificado constantemente las medidas de apoyo al sector inmobiliario, pero la tan necesaria reestructuración de los promotores sigue siendo lenta.

Las tendencias de la política estructural están ensombreciendo las perspectivas de crecimiento a medio plazo, en un contexto de débil crecimiento de la productividad, en gran parte debido al papel de las empresas estatales de baja productividad y a la disminución del dinamismo empresarial. No se han llevado a cabo reformas que garanticen la neutralidad competitiva entre las empresas públicas y las privadas, mientras que a las empresas públicas se les está encargando que avancen en sectores y tecnologías de importancia estratégica afectados por las crecientes presiones de fragmentación geoeconómica, lo que las carga aún más de responsabilidades.

El FMI dice que el crecimiento mundial se ralentizará en 2023

Aunque China es líder mundial en energías renovables, la recuperación desequilibrada y los fenómenos meteorológicos extremos han dificultado la consecución de los objetivos climáticos a corto plazo.

A pesar de estos desafíos multifacéticos, lograr un crecimiento sostenible y de alta calidad está al alcance de China con las políticas adecuadas:

- Aliviar de forma segura las restricciones COVID restantes. Reducir la disyuntiva entre crecimiento y resultados sanitarios exige acelerar la vacunación, garantizar los tratamientos y aumentar la capacidad de atención sanitaria.

- Poner fin a la crisis inmobiliaria. Es necesario adoptar nuevas medidas a nivel nacional para proteger los intereses de los compradores de viviendas aumentando la financiación para la finalización de los proyectos con problemas, allanando así el camino para una reestructuración basada en el mercado. Esto también contribuiría a contener los riesgos para la estabilidad financiera. Se necesitan reformas estructurales para facilitar la transformación del sector hacia un tamaño sostenible.

- Recalibrar el apoyo a la política macroeconómica. Dada la brecha de producción negativa, la baja inflación y los significativos riesgos a la baja, una política fiscal más acomodaticia que la de referencia y un mayor apoyo a los hogares, junto con una relajación adicional de la política monetaria basada en los tipos de interés, promoverían una recuperación equilibrada.

- Aplicar reformas para aumentar el crecimiento potencial. Acelerar las reformas favorables al crecimiento, como garantizar la neutralidad competitiva entre las empresas privadas y las estatales, es la respuesta más eficaz a los riesgos de fragmentación y para apuntalar el crecimiento de la productividad en un momento de contracción de la oferta de mano de obra.

- Contribuir a soluciones multilaterales. Junto con otros países, China puede desempeñar un papel de liderazgo a la hora de abordar las tensiones geoeconómicas, aliviar las dificultades de la deuda en las economías de renta baja, reforzar la apertura y la transparencia del comercio mundial y hacer frente al cambio climático.

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